Conclusiones penosas

Sr. Director:

por REDACCIÓN CHUBUT 20/04/2017 - 03.29.hs

A la vista de las secuelas penosas del reciente temporal, creo que ya podemos extraer algunas conclusiones, penosas por cierto, pero que podríamos resumir en las siguientes falencias notorias, que no son las únicas.

 

EL AGUA: Como acá poco llueve, nuestras autoridades provinciales y municipales no han encarado, históricamente, la construcción de obras que por su magnitud y costo, van quedando de una administración a otra sin hacer caso a algunas señales que en el pasado nos deberían haber llamado la atención. Ya no se recuerdan las tormentas que inundaron Las 1.000 en Trelew o cortaron el camino a Playa Unión hace algunos años, tampoco las tremendas nevadas de hace algunas décadas. Los organismos de los gobiernos y las cooperativas deberían haberse preparado para contingencias como ésta. La población del Valle se ha quedado sin agua potable desde hace más de una semana y no hay Plan B. No se ha tomado ningún tipo de previsión para solucionar definitivamente el problema, cuando hubiera sido sencillo, por ejemplo, encarar con tiempo un ambicioso plan de perforaciones para ubicar y explotar, en casos como el presente, los acuiferos que contiene nuestro extenso Valle.

 

EL COMERCIO DEL AGUA: La necesidad de contar con agua potable hizo que la población se volcara a tratar de conseguirla en el comercio local, pero aquí nos hemos encontrado con la sorpresa de que, salvo alguna excepción, los precios del agua envasada subieron astronómicamente hasta tanto como 2 pesos el litro. O sea, más cara que un litro de nafta especial.

 

Los supermercados, especialmente, no hicieron frente a la demanda incrementando los volúmenes de compra sino que optaron por la forma más fácil: aumentar los precios desmesuradamente haciendo gala de una insensibilidad social digna del repudio más generalizado. 

 

Esto a la vista de las autoridades que evitaron cuidadosamente tomar cartas en el asunto, dejando hacer mientras la población penaba y pena por un poco de agua mientras alegremente se abastece a los Casinos, cuya actividad nada da de utilidad a la comunidad. Resulta obvio que en el futuro las autoridades comunales y provinciales deberían actuar severamente contra estos especuladores, imponiendo controles que eviten situaciones semejantes.

 

EL RIESGO GEOLOGICO: Se entiendo por tal a los peligros derivados de los procesos, situaciones o sucesos que pueden generar un daño económico o social a una comunidad, derivados de procesos geológicos de origen interno (endógenos), externos (exógenos) o de una combinación de ambos. La necesidad de edificar nuevos barrios hace que muchas veces no se realice un estudio del riesgo que implica hacerlo en tal o cual lugar, y parece que no es tema que merezca especial atención en los estudios de impacto ambiental que se hacen como paso previo a nuevas obras. 

 

La edificación en Comodoro Rivadavia es prueba patente de ello, ya que muchas viviendas y comercios se han hecho en los cañadones sin tener en cuenta que, si alguna vez llueve mucho, como ahora ocurrió, esos cañadones se convertirán en el curso natural de las aguas y el material sólido que puedan arrastrar. El desastre de Comodoro Rivadavia y el «derretimiento» del cerro Chenque era una catástrofe muchas veces anunciada y cuya materialización era sólo cuestión de tiempo. De tiempo y de la tormenta adecuada. Y esta situación se repite en prácticamente todas las poblaciones del Chubut.

 

La mención de solamente estos tres factores muestran la imprevisión de autoridades y entes responsables ante posibles catástrofes que pudieran afectar a alguna parte o toda la provincia. No se planifica para el futuro, como si éste no existiera, ya que no hay políticas de Estado en ningún tema o cuestión; las grandes obras no se hacen porque las inauguraría una administración posterior y no conviene políticamente; los riesgos provenientes de situaciones excepcionales no son estudiados ni se prevén medidas para contrarrestar sus efectos a pesar de que en la provincia hay suficiente materia gris y profesionales aptos para llevarlos a cabo. 

 

Hemos sufrido tormentas con lluvias no registradas antes, nevadas copiosas que paralizaron toda actividad en el interior, caída de cenizas volcánicas, incendios de campos y bosques en llanuras y en montañas, todos ellos con enormes secuelas sociales y pérdidas económicas en lo general y tremendas cargas emocionales en lo personal para aquellas personas que pierden de un golpe lo que les ha llevado una vida construir. 

 

Pero todas estas desgracias se han tomado como eventos que ocurren cada tanto, sin tener en cuenta que la periodicidad de sus ocurrencias parece ir en aumento de la mano del cambio climático global y sin tener en cuenta que es obligación de las autoridades tomar las medidas necesarias para su prevención y eventual contención.

 

Por ello me parece prudente llamar a las autoridades a tomar conciencia de que estos desastres pueden hacerse más frecuentes en el futuro pero que, aunque esto no sea así, es conveniente y razonable tomar las precauciones del caso para evitar la repetición de estos sucesos.

 

Lic. Ricardo M. Bagalciaga Geólogo.

 

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