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Por su trayectoria docente el Concejo distinguió a Adela Salaberry con la mención de Acción Destacada

El Concejo Deliberante de Trelew distinguió por unanimidad en la sesión de ayer viernes a Adela Salaberry con la mención de Acción Destacada, en reconocimiento a su impecable trayectoria en el ejercicio de la docencia en Chubut, por cerca de 44 años, su lucha por revalorizar la educación, su humildad y sabiduría.

por REDACCIÓN CHUBUT 27/05/2017 - 00.19.hs

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Emocionada, Adela apuntó que no esperaba este reconocimiento, y que su vocación por enseñar «era mi vida».

 


La mención otorgada fue solicitada mediante nota dirigida a nuestra casa de leyes, por la señora Delia Ticera, entregándosele ayer una plaqueta y un ramo de flores de parte de todos los concejales, con la presencia de los hijos de la reconocida, Luis, Oscar «Tatín» y Néstor Ricardo López Salaberry; algunos de sus nietos y una nuera. Fue «por su lucha por revalorizar la educación, por su humildad y sabiduría», entre otros conceptos, según destacan los argumentos del proyecto de ordenanza.
Adela, quien vive en Trelew, nació en Caleta Olivia el 29 de mayo de 1922, aunque como no había allí Juzgado de Paz fue inscripta como nacida en Pico Truncado. El próximo lunes cumplirá 95. En su ciudad natal, vivía con su mamá Adela Maimó (de Guaminí); su papá vasco francés Juan Fontan Salaberry, y seis hermanos, Pedro; María; Juan; primer intendente de Caleta Olivia, Felix, Miguel y Juanita, todos vivos por siempre en sus más bonitos recuerdos.
En una emotiva charla con EL CHUBUT, Adela Salaberry recordó que su padre, que había venido al país con su hermano Felix Salaberry, fue recién llegado a la Argentina a trabajar en Buenos Aires, a principios del siglo pasado, a un tambo, en el que pudo invitarle un vaso de leche al entonces presidente Hipólito Yrigoyen.
Luego vinieron a Comodoro Rivadavia, pero el viento los llevó más al sur, a un campo de 3 leguas en Caleta Olivia. Teniendo 10 años, fue con su hermana María, de 12, pupila al colegio de las hermanas de María Auxiliadora, en Puerto Deseado, donde cursó 4º y 5º grado, tras lo cual fue 4 años y seis meses a Lavallol, donde realiza su 6º grado y comienza al año siguiente a estudiar para maestra, para luego volver a Caleta Olivia.

 

DOCENTE DESDE LOS 18 AÑOS
A los 18 años se recibió de maestra y trabajó por primera vez como docente en la Escuela 99 de Costa del Lepá, desde donde se trasladó ella como maestra y su esposo como director, a Facundo, donde permaneció 10 años, a pesar de las duras condiciones de vida, realizando allí asimismo tareas de enfermera, cocinera, costurera, y mucho más. Allí se desvivió para darle vida a la Escuela 70, de la cual esta muy orgullosa y contenta.
También ejerció la docencia en Paso de Indios, El Pájarito, Cerro Cóndor, Camarones, Gaiman. En 1954 ingresó en la Escuela 5 de Trelew, hasta 1961 y puede recordarse que su familia fue pionera en brindar el servicio de transporte escolar en Trelew, junto a su esposo, a bordo de dos Chevrolet, en los años ’60.
La señora Salaberry se convirtió en la primera mujer maestra que trabajó en el prestigioso Colegio Santo Domingo de esta ciudad, lo hizo 10 años. En 1974 ganó un cargo de docente en Ushuaia, Tierra del Fuego y luego fue designada vice directora de la Escuela 122, cargo que ejerció durante 13 años. En dicha institución fue distinguida por su nivel educativo.
Cabe destacar que fue docente y creadora de la Escuela para Adultos Mayores, hoy conocida como Escuela «Maestro Daniel Arce» 608 de Trelew; e integró la Junta de Calificaciones de Maestros, siendo supervisora de Zona. Se jubiló en ese cargo en el año 1988.
El marido de Adela, Progreso López, fue el primer maestro de Comodoro Rivadavia, «y con el tiempo nos casamos». Recuerda, que además en esa ciudad, en la que no había agua, pidió su esposo una perforación para encontrarla, aunque en su lugar salió petróleo. Una calle de esa ciudad, lleva su nombre.

 

CAMINANDO LA DOCENCIA
Luego del reconocimiento, por el que agradeció inmensamente a Delia Ticera y los ediles, Adela le dijo a este medio, que «ni soñé que me fueran a dar algo así», evocando que tras haber pensado en dedicarse al estudio del comercio, una reliogiosa le habló de la docencia. «De allí que reconozco mi vocación, he dado clase cualquier cantidad, de todas las materias, en primaria y secundaria».
Luego rememoró que «ser docente era mi vida, yo hubiera seguido no se hasta cuándo, me encantó, lo  hice con cariño y amor a los chicos. Preparé muchos chicos para rendir, algunos en 14 materias y nunca tuve un aplazado. Nunca estuve cansada, y nunca me senté, daba mis clases caminando dentro del aula, lo llevaba en el corazón».

 

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