Regionales

Se olvidaron de llevarse algo o todavía queda algo para llevarse

En amplios círculos de la sociedad chubutense que a esta altura del debate ya están plenamente convencidos que los gobiernos presididos por Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner han sido los más deshonestos de la historia democrática del país, observan sorprendidos la singular audacia de la ex primera mandataria, y de muchos de quienes integraron esa funesta banda de saqueadores.

Algunos ya presos y otros cerca de serlo, que aunque asfixiados por el peso de las contundentes o induvitables pruebas acumuladas contra ellos que hoy hace malabarismo dialécticos para justificar el enorme enriquecimiento que descaradamente exhiben como si hubieran sido el fruto del trabajo personal, aún siguen considerándose víctimas de la persecución política de un gobierno, -porque no decirlo-, que con sus aciertos y errores está empeñado en terminar con la corrupción y extirpar de raíz a las mafias que desde antaño dominan en la mayoría de las instituciones sean públicas o privadas. Mafias fuertemente arraigadas que han impedido el progreso del país, condicionando su funcionamiento. Ocurrió en el orden nacional y también en el de las provincias.

 

Son muchas las que en tiempo de efimera bonanza «tiraron manteca al techo» y hoy hacen cola frente a la Casa Rosada en busca de los recursos económicos para enmendar los graves errores cometidos en el manejo de los dineros del pueblo. Políticos, sindicalistas y no pocos inescrupulosos empresarios para quienes la Patria tiene forma de moneda, saben que les ha llegado la noche. Y que no los salvará ni la recurrencia a organismos internacionales ni el Papa Francisco. Están hasta las manos, como dicen en la calle.

 

A propósito de lo que se dice en la calle, no faltan quienes sostienen que la situación económica del país, y especialmente del Chubut, no debe ser tan grave como se reconoce hasta oficialmente. Abonan ese concepto en al obsesión por volver al poder que tienen los kirchneristas, especialmente los que responden a la decadente versión femenina. Argumentan que si quieren volver, es porque consideran que aún queda algo que pueden llevarse.

 

O que por, el apuro que tuvieron para desalojar la Casa Rosada, a la que creían de propiedad privada, en algún sotano o en algún recoveco de la misma, ha quedado olvidado un paquete de dólares. O también alguna documentación no descubierta hasta ahora, que al parecer podría tener el efecto de una guillotina.
 

 

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