El zonal del valle

De los cobardes no hay historia

Ella es dueña de una increíble vitalidad; la sangre Asturiana que corre por sus venas, se deja ver en cada una de sus acciones en la vida cotidiana, como por ejemplo; participar y acompañar a su nieta Guillermina en los actos del jardín, tocando las castañuelas, arte que aprendiera hace muchos años.

por REDACCIÓN CHUBUT 22/02/2018 - 13.48.hs

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“Estoy muy agradecida de la Argentina, yo me hice ciudadana argentina, tengo la doble nacionalidad” 

 

MARIA DEL ROSARIO DIAZ PRIETO (CHARO)
Su mamá María Prieto y su papá Herminio Díaz,  se casaron en España, país donde nacieron Charo y su hermana María Cristina (Tinina). Los cuatro, llegaron a la Argentina en el año 1952 (el mismo día que fallecía Evita, recuerda Charo). 
El destino y las circunstancias que trajeron a esta familia de inmigrantes asturianos a la Patagonia, fue el régimen franquista que en aquellos años existía en España.
Charo, nos cuenta que su padre había estado detenido en  un barco en Africa durante seis meses,  y la única manera que no lo fusilaran, era salir del país.
Y así comienza su hermosa  historia... 
“Llegamos en barco a la ciudad de Buenos Aires, pero en realidad no tengo registro de lo sucedido durante ese viaje,  pero si del tren que nos trasladó desde San Antonio Oeste hasta Puerto Deseado. Pertenecía a la Empresa de Transportes Patagónicos. Con asientos de madera. Hoy en día el transporte se exhibe  en la Rural de Puerto Deseado. 
En aquellos años se podía venir a la Argentina pero con trabajo y si alguien que viviera aquí lo mandaba a buscar mediante una carta de pedido. En ese momento un tío mío fue el que consiguió un trabajo para papá, como conserje en el Club Deseado Junior”.

 

LOS RECUERDOS DURANTE AQUELLOS AÑOS EN EL HOTEL, QUE SUS PADRES HABIAN COMPRADO 
Entre toda la colonia asturiana que había en esa época, se vendía un hotel muy grande,  el “Hotel Argentino”, en ese lugar  se filmaron años después, las películas “Allá donde el viento brama” y la “Patagonia rebelde”. Mis padres lo compraron y fueron pagándolo de a poco. Mamá era sastre pero se dedicaba ayudar a papá en el hotel, tanto en la cocina como en todo lo que fuera necesario.
Fue allí, como empezó la vida comercial de ellos, recuerdo que todos los viajantes paraban en el hotel, mi padre hacia jamón casero, chorizos. Les fue muy bien.
Pero a don Herminio también le gustaba la música, y Charo cuenta… “papá tenía muy buen oído, tocaba el acordeón, la armónica, y varios instrumentos a pesar de ser analfabeto.
Decía que yo iba hacer bailarina de flamenco y mi hermana azafata. Y es por eso, que en aquellos años cuando al hotel  llegaban los barcos de españoles, papá me levantaba, y así fueran las cuatro de la mañana, me hacía bailar sobre el mostrador.  
Yo era muy vivaracha, mi hermana era bonita pero muy  tímida, y cuando venían los gringos ella los atendía, y le dejaban propinas en dólares; yo se las sacaba (sonríe), por eso siempre nos peleábamos.
Vivía haciendo macanas todo el día, recuerdo que iba a la casa de los vecinos y decía “dice mi mamá si por favor le puede prestar una taza de arroz, y después la tiraba en la basura. Hasta que un día, la señora de Lecumberri le contó a mamá lo que hacía, que paliza me dieron (ríe). 
A pesar que a la familia le iba muy bien comercialmente, debieron afrontar el fallecimiento de Herminio, con tan solo 46 años, debido a  un infarto.
Los  tíos, quisieron que su madre  se volviera a España, pero Charo cuenta que “ella dijo que no, porque nos iba a sacar a flote”.
 

 

AÑOS DE ESCUELA PRIMARIA
Comenzamos a cursar con mi  hermana Tinina, la primaria en la  Escuela Nacional n° 5 de Puerto Deseado. Todavía soy muy amiga de la Directora de esa Escuela, Beatriz Glesene, ella fue hasta testigo de mi casamiento.
Era tremenda,  muy traviesa,  tenía que hablar hasta con las piedras, y me la pasaba en penitencia, pero les caía bien a todas las maestras, hasta que un día tuve un maestro varón, que  fue  el único que me puso en vereda.
Recuerdo a la señora Basanta, la cual  hace cinco años volví a ver cuando concurrí a los 50° Aniversario de la Escuela.
Jugaba a las bolitas, los indios y cowboys, me acuerdo que agarraba las carretillas de las ovejas que hacían de revolver. Siempre era cowboy porque me gustaba treparme a todos lados. Tenía una amiga que era media gordita, Hayde Fernández y yo siempre me tiraba sobre ella pobre (ríe). 
Realmente, tuve una infancia hermosísima, igual que mi adolescencia.

 

NUEVA ETAPA DE SU VIDA Y LOS AÑOS DE SECUNDARIA CURSADOS EN BUENOS AIRES
Para cursar los estudios secundarios, como en Deseado no había escuela, mamá nos mandó a Buenos Aires, quedando pupilas en el Colegio Vasco-Francés de Euskal Echea. Ella  quedó trabajando  el hotel, ya que durante esos años (1960), época de Frondizi venían los norteamericanos, y la plata se juntaba con pala. Inclusive, en ese tiempo Aerolíneas Argentinas  iba de Buenos Aires a  Puerto Deseado.
De pupila hacia lo que me cantaba (se ríe), le bailaba a las monjas. Cuando terminé, me recibí de maestra pero me di cuenta que no era lo mío,  era una nena;  los chicos no me tenían ni respeto, encima era menudita, pesaba 42 kilos y con el guardapolvo parecía una alumna más.
Con el tiempo su madre vendió el hotel y se radicaron en Comodoro Rivadavia.

 

ESTUDIOS EN EL INSTITUTO FRACASSI; LUGAR DONDE FUE UNA DE LAS PRIMERAS DOCENTES
Debido  a su amor  por la música y la danza española, Charo comenzó a estudiar en el Instituto Fracassi, de Ramos Mejía recordando a  Esther Delgado su profesora.
Dice “yo puedo estar lo más triste que se puedan imaginar pero pongo música española y es una inyección de vida”.
 Con alegría nos cuenta que un día, la llaman por teléfono desde Comodoro Rivadavia,  del Centro Asturiano, para ver si quería viajar a Asturias  con el Cuerpo  de Danzas,  porque fue  una de las primeras alumnas, que al recibirse de profesora dio clases de danza española ad-honorem. Y relata con orgullo y alegría,  voy con dos alumnas mías, que tienen tres años menos que yo. Vamos  a Oviedo,  pueblo que queda  a 13 km del pueblo donde nací.
Pero Charo nos cuenta que la primera vez que volvió a “su” España natal tenía  18 años, y dice,  “le pedí a mi mamá que me dejara en la entrada del pueblo donde nací, y llegue a mi casa y también  a la casa de mi abuelo, que era la última del pueblo.
Recuerdo  que mamá, no quería que me casara,  pero yo me volví  hasta con el  vestido de novia en la valija, el cual había comprado durante ese viaje (ríe).
Lo pase muy lindo, anduve mucho por Europa, pero el próximo viaje será solamente para quedarme en Asturias; quiero estar con la familia que vive allí.   
Charo manifiesta con nostalgia y  tristeza,  “el desarraigo es feo, todo tuve prestado, tíos, abuelos; yo  soy muy de aferrarme a los afectos, y sueño con ver a mi familia en España.

 

TIEMPO DE FORMAR LA FAMILIA 
Mi primer marido Omar Roberts (el ruso), lo conocí en un baile. A mí me gustaba ir a bailar, recuerdo que  practicaba en casa con un sobrino de mi hermana,  salíamos siempre campeones bailando rock.
Nos casamos muy jovencitos, el “ruso” tenía 20 años  y yo 18, él trabajaba en Gas del Estado en la planta de Garayalde.
A los 20 años tuve mi primer hijo Jhonny y a los 26 a Elvio. 
Con mi marido, nos separamos, cuando yo tenía 28 años, y a pesar de todo logré tener muy buena relación con él luego de hacerlo, además mi suegra fue como una madre para mí, ella era muy  buena conmigo.

 

SU VOCACION DE VENDEDORA  Y UN DESAFIO LABORAL IMPORTANTE
Después de separarme, me quedé en Comodoro hasta que la empresa de cosméticos LACA, para la cual trabajaba hacia unos años,  me mandó a Mar del Plata. Mi tarea consistía en,  hacer vendedoras, tomar pedidos, hacer reuniones de venta y  enseñarles a vender.
Es muy creativa la venta, y apasionante, si se toma como profesión.
Fui muy corajuda, deje todo y me fui, siempre digo “de los cobardes no hay historia”. Cuando llegué a Mar del Plata, no conocía a nadie. Me puse mi trajecito, mis tacos, hice unas tarjetitas y en la peatonal cuando veía alguna señora bien vestida, la invitaba para una presentación de los productos cosméticos que se haría  en el Hotel, Costa Galana. Me acuerdo que estaba muy nerviosa, porque no sabía cuántas personas iban a ir. 
Cuando llegó el día, en el salón no entraba una persona más. Me acuerdo que la vendedora que había dejado en mi lugar en Comodoro Rivadavia me mandó un ramo de rosas agradeciéndome.  
Con los años, el dueño de la empresa  me ofrece trabajar en Trelew, mis hijos ya eran grandes, Elvio estaba en la Escuela Industrial y Johnny estudiaba en la facultad en Trelew porque no quería ir a Buenos Aires. 
Entonces volví al sur. Como será que me llevaba de bien con mi ex esposo, que durante un tiempo me quedé en Gaiman con él y mi suegra, hasta que alquile un dúplex y luego compre una casa.
Me fue muy bien; trabajaba en Trelew, Puerto Madryn, Rawson, Gaiman, Dolavon, 28 julio, San Antonio, Las Grutas y Conesa. Cada 20 días  hacia 2.000 km con el auto.

 

SU CASAMIENTO EN PUERTO DESEADO Y EL REENCUENTRO CON LOS AFECTOS DE ESE LUGAR
Antenor Parejas, lo conoció en un asado en Gaiman un primero de año, en  1999; era gerente en la empresa  ARGUMASA,  en Puerto Deseado.
 Él estaba de paso, pero me siguió llamando, hasta que un día nos encontramos en Comodoro Rivadavia, en la casa de mi hermana. Ella le dijo que si no se casaba legalmente, no me llevaba, y le hizo firmar un papel.
Me acuerdo que él,  se lo devolvió el día  del casamiento. Fui muy feliz, fue un hombre muy bueno.
Nos casamos por civil y por iglesia en el año 2.000, el 14 de Enero, en Puerto Deseado. Fue el primer casamiento de ese año.
Mis amigas adornaron el coche, mi intima amiga desde chica,  María Cristina Piñeiro había sido abuela a la mañana pero viajo de todos modos para estar  en el casamiento. 
Cuando Antenor se jubiló nos vinimos al valle. Ya tenía mi primer nieto, Ayrton, después llegaron Bautista y Guillermina.
Yo conservo mis amistades de la escuela primaria hasta el día de hoy. Hay que saber conservarlas, y hacerlo no es fácil.
 Soy de fomentar mucho la amistad, será que tuve mucha necesidad al ser extranjera de conservar los afectos.
Estoy muy agradecida de la Argentina, yo me hice ciudadana argentina, tengo la doble nacionalidad.

 

 

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