Por Emilio Balado

El futuro en peligro

 Si bien varias veces he tratado este tema, la gravedad de lo que acontece merece volver a recordar, ya que la despreocupación del hombre sobre el tratamiento de nuestra nave espacial que habitamos, merece una atención que en estos momentos no le estamos dando, y la preocupación viene porque son tantos los intereses y la falta de tomar conciencia por su conservación, que día a día va aumentando su deterioro. El problema presente se irá incrementando en el futuro si se continúa con esa agresión.

Los basureros expandidos por todas las comarcas más o menos en forma ordenada, se incrementarán en el futuro y si no se logra la forma de reducirlos a su mínima expresión, serán un problema, ni que hablar de los mini basureros que los ciudadanos despreocupados se encargan de crear. La trama para producir, envasar y vender ha ido creando la modalidad del descartable con un incremento en la producción del desecho. Algo se puede reciclar, pero la gran mayoría de ese descarte va a parar al basurero y aunque al lector le parezca que no es nada en la realidad el perjuicio es enorme, ya que los rellenos sanitarios contaminan las capas subterráneas lo que ayuda a la problemática y crean además montañas ficticias que solo producen mal olor y contaminación.
 Un problema más para herir a nuestro maltratado planeta es el nailon que está atacando en forma agresiva a los mares. Ya se han detectado en las costas chilenas y peruanas una isla plástica cuya superficie es equivalente a la superficie de Colombia, y en el pacífico norte una similar con una superficie equivalente al estado de Chihuahua en México, con estimado de 100.000  toneladas. Investigadores de la organización Algalita estiman que el perjuicio por contaminación es de 13.000 millones de dólares y todo esto flotando a la deriva.
 Pensar en el desastre que acarrean las guerras no solo a la población que la padece -tal el caso de Siria- sino al medio ambiente. Las pruebas nucleares  suman al despropósito y los señores de la guerra siguen su ruta sin importarle ni un ápice. Pero también hay otros contaminantes como las emanaciones de las fábricas y del transporte, incluido la gran cantidad de automóviles en tránsito, han ayudado al denominado efecto invernadero. Vemos casi diariamente mediante los medios de comunicación las inundaciones, los terremotos, las variantes climáticas y otros inconvenientes que han ido cambiando en parte el sistema de las estaciones a las que estábamos acostumbrados, donde el verano era verano y el invierno era eso.
 Hablar de estos temas puede ser aburrido o tomado a la ligera por el grueso de la población, pero la realidad nos está golpeando y pareciera que la despreocupación es la respuesta, pero lamentablemente si no cambiamos de punto de vista, la vida en el planeta se presenta comprometida y pensamos como será en adelante la convivencia de nuestros hijos y nietos. ¿Qué futuro les espera?

 

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