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La inseguridad pública, un problema insoluble también para la Provincia

Como ocurre en todo el país, también en nuestra provincia la inseguridad pública es un problema al que no se le encuentra solución. Y no se exagera si se afirma que se ha agravado en los últimos años.

Como tampoco se exagera si se sostiene que, además de haberse duplicado, cada vez son más violentos. La vida humana no tiene valor para la delincuencia. Y lo más preocupante es que en ella prevalece el protagonismo de menores de ambos sexos, lo que antes no era frecuente. Evidentemente que ese fenómeno no se produce por generación espontánea. Es fruto de las enseñanzas de mayores que saben que por su condición de menores, no serán penados con la rigurosidad que serían ellos en el caso de ser apresados. A lo sumo, serán enviados a institutos especiales, de los que generalmente no salen con la educación proyectada para su inserción en la sociedad sino que con mayores conocimientos para continuar en el delito. Una realidad que tiene atemorizada a todos los habitantes del Chubut, que habitualmente responsabiliza a jueces y policías que hasta ahora no han logrado ponerle coto a ese flagelo, no obstante las repetidas promesas de hacerlo. Seguramente que no han sido pocos los casos que justifican ese reclamo. A veces expresado con duras críticas, y en otros, con la no denuncia de los hechos sufridos por considerar que es una pérdida de tiempo. Todo ese comportamiento ciudadano es en vano. Y a riesgo de pecar de agoreros, se nos ocurre que aún siendo inobjetable la acción de la Justicia, la inseguridad pública se mantendrá inalterable porque es la consecuencia directa de la grave crisis que desde hace un par de décadas se ha instalado en el país. De una crisis que en lo que respecta a sus aspectos económicos, sociales y culturales, no será difícil salir. Pero si será difícil salir de la crisis moral imperante, porque sus raíces ya son muy profundas.
La única forma de revertir la gravísima situación en la que actualmente está el país, y por ende el Chubut, es profundizando la educación y terminar con la desocupación. Para ello es necesario escuelas confortables, maestros bien pagos y fuentes de trabajo. Mientras no ocurra eso, seguiremos ladrándole a la luna.

 

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