Regionales

Arcioni, un hombre en cuyas manos puede estar un antes y un después

El gobierno de la provincia, actualmente ejercido por Mariano Arcioni, enfrenta en estos momentos la encrucijada de minería sí o minería no.

Es el gran tema que preocupa y ocupa la atención de la mayoría del pueblo chubutense. De un lado están los que temen a la contaminación ambiental que podría producir su explotación. Del otro, están los convencidos de que en estos momentos no hay otra forma de terminar con la desocupación, que alcanza cifras realmente alarmantes. En cuanto a la temida contaminación, sería necio no reconocer que está probado que si bien puede aceptarse que no será fácil su eliminación, existen los medios idóneos para su atenuación. De manera que ese remanido argumento pierde relevancia. En lo que se refiere a lo que queda después de agotada la explotación, se ha informado con abundancia de pruebas, que las zonas afectadas recuperarán la normalidad, e incluso se asegura con importantes mejoras. Lo que aleja las dudas de los que se oponen. Pero, si algo suena a ignorancia o a una mal intencionada especulación política, es que en la explotación de los recursos minerales se ocupa poca gente. Quizás que por el volumen de su importancia sea cierto, pero -como lo hemos dicho muchas veces- ese análisis también carece de relevancia si se tiene en cuenta lo que ocurrirá naturalmente en su entorno. 
Que generará independientes fuentes de trabajo no hay duda alguna, y que activará el comercio de ciudades vecinas tampoco hay duda. Esa presunción no es producto de una visión lírica, sino de quien ha sido testigo presencial del notable progreso que tuvieron las zonas petrolíferas de nuestra provincia y de otras, cuando enfrentando una tenaz y sistemática oposición, se puso en marcha la denominada «Batalla del Petróleo», que significó un extraordinario progreso para las mismas y la desaparición de la desocupación.
En el tema que nos ocupa, hoy se está perdiendo el tiempo en discusiones que no conducen a nada, como en la posibilidad de consultas populares, en las que muchos sectores no podrían expresarse como lo harían las organizaciones antimeras. En nuestro país, afortunadamente, con sus defectos y virtudes rige la democracia. Y en toda democracia el pueblo delibera por medio de sus representantes en el Poder Legislativo. De ahí entonces, que quizás sea éste el momento en que Arcioni se decida por la explotación de la minería conforme a los planes propuestos, y lo someta a la consideración de los legisladores. Si logra la aprobación, seguramente marcará un antes y un después en la historia chubutense. «Sólo cabe progresar cuando se piensa en grande, sólo es posible avanzar cuando se mira lejos» (Ortega y Gasset).

 

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