Regionales

Dramático testimonio de los deportistas que fueron rescatados del Cerro 21 en Esquel

Ariel Lefimil y Bruno Jones se recuperaban ayer de las quemaduras en las piernas, los síntomas de congelamiento y el gran susto vivido el último domingo, cuando quedaron atrapados en una ladera del cerro 21.

por REDACCIÓN CHUBUT 17/07/2018 - 00.00.hs

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Ese día salieron por la tarde a realizar ejercicios físicos en la montaña, y ya cerca de las 18 horas descendían por la zona del «acarreo», pero se vieron sorprendidos por un planchón de hielo.
Uno de ellos se patinó varios metros, quedando imposibilitado de continuar por sus propios medios. Gracias a un teléfono celular, lograron dar aviso y poner en marcha un fuerte operativo de rescate que concluyó pasadas las dos de la mañana, cuando ambos fueron trasladados al Hospital Zonal de Esquel.
Participaron en el rescate personal del Ejército Argentino, Gendarmería Nacional, Bomberos Voluntarios, pisteros del Centro de Esquí La Hoya, Policía de la Provincia y Defensa Civil, entre otros.
«Era un día como cualquiera, pero se complicó», reconoció Ariel Lefimil todavía conmovido por el episodio.
En diálogo con Radio Kalewche de la localidad cordillerana, relató que «el domingo coincidimos en salir, nos llevaron hasta la curva de los guanacos y empezamos a subir. A Bruno lo conozco de chico, somos vecinos y siempre que me veía correr me decía que lo llevara para la montaña. Llegamos al frente del 21 y quisimos descender por el acarreo. Venía todo normal hasta que Bruno resbaló en un momento, por un sector de nieve con hielo».
Producto de la presencia de hielo «quedamos en un lugar donde nos vimos imposibilitados de salir. Eran las 6 de la tarde y la nieve blanda se empezó a congelar. Para abajo era todo hielo, y para arriba eran 500 metros en una zona de mucha pendiente. Y mi amigo entró en pánico, más cuando empezó a oscurecer, y no quedó otra que avisar que estábamos en peligro», relató.
Lefimil explicó que en el lugar donde se encontraban había 50 metros de escarcha, por donde no se podía bajar. «Esto no me había pasado nunca, después de bajar toda la vida por ahí, en verano o invierno. Estábamos vestidos con ropa deportiva, por ahí yo con un poco más de abrigo», agregó.
A partir de ahí «entré a llamar a Defensa Civil, a Bomberos, desde las 6 de la tarde. Empecé a llamar a mis amigos de la montaña, pidiendo ayuda a todos porque temía por Bruno, que se había lastimado las piernas. Y lo que nos salvó es que en la mochila tenía un celular, y que había señal, porque si no, hoy con Bruno no la contamos. Nosotros nos quedamos ahí porque no podíamos salir».
Luego «empezamos a ver las luces abajo y nos tranquilizamos. Quedamos en posición fetal para darnos calor, masajearnos y mantenernos en movimiento, moviendo las manos y los pies para que no se nos congelaran. Y gracias a Dios que no hubo viento, porque si no se complicaba».

 

EL RESCATE
«Daniel Azócar del Club Andino fue el primero en llegar entre las 11 y las 12. Después llegaron otros pibes del Club Andino que nos dieron mate cocido, alfajores y galletitas para recuperar calorías -continuó diciendo Lefimil-. Dani llegó con una mochila cargada con pantalones y camperas. Ahí, Bruno lloraba de emoción, pero quedaba lo peor, que era salir de ahí. Pude llegar hasta la curva de los guanacos, donde nos esperaba un patrullero. Bruno tuvo que bajar por todo el frente del acarreo, que es un descenso con muchas piedras sueltas y tenía hielo».
Ya recuperado, aprovechó para «agradecer a todas las Fuerzas Armadas y de Seguridad, a la gente del hospital, a todos los que estuvieron queriendo hacer algo. Todos hicieron un poquito y no tengo más que palabras de agradecimiento. A los familiares y amigos, que nos esperaron toda la noche».
Por su parte, Bruno Jones destacó que «ver las luces de los rescatistas fue un momento muy especial. Ni bien escuchamos las bolitas de nieve que caían para abajo pensamos que podía llegar a ser un animal, y ya estaba entregado porque tenía mucho frío en las piernas, no las sentía. Me empezó a dar sueño y trataba de no dormirme. Nos metimos en unas piedras muy chicas donde tiramos la mochila de Ariel como almohada».
Para el joven deportista «fue un momento muy desesperante, y poder ver esa linterna que alumbraba fue muy lindo. Pensaba en mi familia, por momentos gritaba, un momento tremendo, difícil. Incluso la bajada fue muy dura, tanto que Marisa, la rescatista, aún con los equipos casi se cae. Yo no me podía mantener con las piernas porque no las sentía, y me mantenían con bastones y sogas. Tanto era el frío que se me acalambró todo». 
Finalizó diciendo que «el reencuentro con los familiares fue algo lindo, el abrazo con mi papá. Y estoy agradecido a toda la gente, especialmente con Daniel Azócar que fue el primero en llegar, también con Nacho y Marisa que me bajaron. Ellos me pudieron ayudar a salir de ese lugar. Agradecido con toda la gente que se preocupó por nosotros». 

 

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