Regionales

Los que creen que el Estado es un mercado persa

Luego de las ideologías que dominaron el siglo XX podríamos decir hoy que, en general, el Estado es solo concebible dentro de un Estado Constitucional de Derecho donde el gobierno está representado por una democracia.

Es cierto que el Estado tuvo en la práctica y en las ideologías muchas variantes, el Estado totalitario, autoritario, fascista dictatorial, etc. También los que negaron su existencia, como los anarquistas y hasta algunos liberales, que en los extremos, entendieron que el Estado era un escollo para la manifestación de la libertad. Pero lo cierto es que estas posturas hoy están desterradas. La mayoría quieren ver, por el contrario, en la organización estatal de base democrática, no solamente el respeto de los derechos fundamentales sino un avance en la civilización. 
Es evidente que estas conceptualizaciones merecen algunas correcciones. Cumplir en la práctica lo que es la igualdad ante la ley y la igualdad de oportunidades. Significa tener un Estado que, respetuoso de las libertades, cumpla con sus deberes esenciales. Es notorio que los argentinos no tomamos conciencia de esta necesidad y pecamos reiteradamente contra aquellos dos principios que, al no tomarlos en cuenta, frenan nuestra posibilidad de salir de las crisis reiteradas que postergan nuestra calidad de vida. 
No hay duda que la igualdad ante la ley no se cumple. Tenemos una Justicia que en los hechos abdica de sus funciones o que solamente observa aquello que no ofenda a una clase política que, sin tomar en cuenta las observaciones de la población, se considera por encima de ella. Las investigaciones que hoy se realizan tanto en el ámbito nacional como en el provincial están reflejando tímidamente una corriente para desnudar la corrupción que tanto daño nos ha hecho. Si bien es saludable, todavía no alcanza para que la sociedad advierta la gravedad de la situación. 
En el ámbito provincial sorprenden cotidianamente algunas de las consideraciones que realizan los investigadores judiciales. Es evidente que, teniendo en cuenta que por muchos años se miró para el costado, o falta gimnasia para entender la mecánica de los actos inmorales de funcionarios más apegados al bien individual que al bien común, en connivencia de particulares que tenían asegurados sus ingresos con el dinero de todos los contribuyentes, o bien se efectúan evaluaciones contrarias a la letra de la legislación penal, con el único objetivo de mitigar las consecuencias de las conductas contrarias a la ley.
En síntesis, aquella igualdad enmarcada en la Constitución brilla por su ausencia. Hasta tenemos que escuchar a una diputada provincial, en el recinto legislativo, denunciar que la deuda que se pretende refinanciar tiene su origen en los gastos del señor Gobernador cuando pretendía ser diputado nacional. ¿Otra vez se mirará para el costado? 
Es notorio como el Estado, aquél de las distintas ideologías, hoy se muestra como un mercado persa donde cualquier negocio es posible y, por supuesto, el regateo está a la orden del día.
Al otro principio le pasa exactamente lo mismo. No vamos a poder cambiar la clase dirigente, no vamos a tener sociedad participativa y racional sin preocuparnos para que, a partir de la igualdad de oportunidades, desde cualquier sector, surjan los talentos. Solo de esta forma se podrá eliminar la sinrazón y revertir la situación que por efecto o por defecto de diferentes gobiernos nos tiene en las peores situaciones económicas, teniendo tanta capacidad para poder revertirla. Esta capacidad hay que formarla e incentivarla y para ello está la responsabilidad del Estado en relación a la educación desde sus distintas vertientes. Es cierto que el trabajo no es sencillo y que requiere primero concientización y luego esfuerzo, pero cada día que pase sin iniciar ese proceso, son más años de postergación. Estamos dejando en el camino cientos de jóvenes a los que abandonamos a los expedientes judiciales, que de ellos si se ocupan, sin preocuparnos por las tareas de prevención necesarias que están dadas por su alimentación y el conocimiento. Es triste advertir que hoy funcionarios recorren escuelas preocupados porque hay alumnos que no comen, cuando podrían existir programas específicos para que eso no ocurra. En el ajuste, el gasto superfluo de la política en varios niveles, los cargos de los amigos y los negocios del mercado persa hay que eliminarlos de raíz. La inversión en los jóvenes hay que promoverla, porque ahí está la promesa y el futuro. La Argentina no será salvada por quienes quieren ser los líderes del 2019 bien alimentados, pero que hasta hoy no han demostrado talento alguno. ¿Será que falló el conocimiento?
 

 

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