Regionales

Triangulación de los dineros públicos

Muchos años han pasado en la Provincia del Chubut donde hablar de los sectores productivos parece como que está prohibido.

Es cierto que hay sectores de la sociedad chubutense que se han visto beneficiados, pero la mayoría de ellos por la generosidad de los gobiernos que han tenido la responsabilidad de conducir el Estado y hoy varios se encuentran bajo sospecha de corrupción. Se podría, entre otras cosas, observar los expedientes administrativos donde se autorizan las disposiciones patrimoniales para una sociedad anónima con participación minoritaria del Estado, caso del Proyecto Ingentis, si es que existen.
 Así se encuentra la Provincia del Chubut, trepando al podio de las más deudoras, en un cuadro comparativo nacional, y en montos en moneda extranjera que resultará difícil afrontar en el corto plazo. Pero no solamente no hemos abierto nuevos caminos, revolución productiva aparte, sino que aquellos rubros que podrían incrementarse y fortalecer el sector productivo privado, con la consiguiente oferta de trabajo y fomento de actividades conexas se niega, sin contundentes argumentos, científicamente válidos. Caso de la minería en la Meseta. Meseta que hoy es tierra de abandono a tal punto que los pequeños pueblos deben penar en busca de agua y luz. Ni que hablar de otras comodidades que hoy pueden tener pueblos de mayor envergadura. Pero no es la minería en lo que me quiero detener. 
La visión se traslada a algo más cercano: el Valle Inferior del Río Chubut. Creo que los gobernantes de turno gozan de una gran impunidad y su responsabilidad debe ser conocida. Todos sabemos que nuestro Valle Inferior tiene un gran valor. No solamente es prácticamente el último en territorio nacional con esas características, sino que si se planificara correctamente y se contaran con los organismos de apoyo podría significar un importante aporte al sostén alimenticio de todo el ámbito patagónico. Pero, no obstante esa observación, podemos decir, sin dudarlo, que lo que se realiza con los productores, en las políticas oficiales, constituye una verdadera estafa. Es que más allá de la buena voluntad de trabajadores de la Compañía de Riego, desde un punto de vista estrictamente institucional, las políticas establecidas han ido en contra de los intereses de quienes deben aprovechar el sistema de riego que tiene que funcionar adecuadamente de setiembre a mayo. No solamente en contra de los productores sino en transgresión a normas nacionales generando una verdadera defraudación al Estado Nacional. Siempre he sostenido que, con una buena administración de invernáculos, podríamos producir todo el año pero, quedándonos con los grandes adelantos de los colonos galeses, solamente se desprecia y se le quitan esperanzas al sector agrícola ganadero que podría tener un gran futuro, no solamente en el sector de la producción y distribución, sino también en el sector agroindustrial. Hoy la Compañía de Riego, según sus propios voceros, tiene todas sus cuentas embargadas, pese a que gran parte de los productores han cumplido con sus obligaciones, el canon respectivo y, si no es así, habría forma de intimarlos a cumplir. Hoy la Compañía de Riego carece de las maquinarias y los vehículos necesarios para realizar sus tareas. Se ha hecho pública una triangulación de dineros públicos que carece de seriedad y que es de dudosa legalidad y que el Tribunal de Cuentas de la Provincia debería observar. Menuda tarea tendrá la ficción de los municipios de incorporarlos a su patrimonio y luego desprenderse alegando trabajos de terceros. 
Hablamos fácilmente de los reembolsos por exportaciones por puertos patagónicos, sin advertir que toda la producción exportable del Valle puede quedarse sin comercializarse, y eso significa no solo perder la confianza de los compradores sino perder todo lo ganado en mercados del exterior.
Pese a nuestra comprensión primaria, en algunos temas no entendemos el valor del agua y de la tierra. Desaprovechamos la primera y no cuidamos la segunda. Dejamos en el olvido los organismos estatales que como Corfo o el Instituto del Agua parecen como pintados en el organigrama provincial y que solo sirven para generar sueldos o en algunos casos para el provecho de los amigos. Dejamos en el olvido el Mercado Concentrador, que debería ser un complemento obligado de las actividades del Valle para convertirlo meramente en una boca de expendio más de productos de distintos orígenes. Sin regular y establecer los lugares donde podrían ser colocados los productos de los chacareros, teniendo en cuenta los costos de la actividad, el Mercado Concentrador pierde la mira en uno de sus puntos más importantes. Si la mirada de los dirigentes tiene en cuenta la realidad en la que vivimos, le será difícil no advertir la gravedad de la situación. Debe encuadrarse la actividad de la Compañía de Riego dentro del orden y la legalidad. Debe cumplir con sus obligaciones y reconvertirse en un organismo que contribuya a lo que su propio slogan publicitario sostiene. Atender a un Valle que puede dar más.

 

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