Regionales

Volver a un pasado que nos avergüenza nos dejaría mal parados en el mundo

La escandalosa situación en la que han dejado al país los gobiernos presididos por el matrimonio Kirchner-Fernández, es un tema que ha trascendido nuestras fronteras y en el mundo entero, excepto en las naciones donde el caudillismo populista aún impera, saben que han dejado al país, tras doce años de su estancia en la Casa Rosada, como generalmente queda un alfalfar cuando una manga de langostas se asentaba en él.

Sabe también que son los incuestionables responsables de la mayor corrupción que en su historia se ha conocido. Como también se sabe en el mundo que la ex primera mandataria, Cristina Fernández de Kirchner y quien fuera su vicepresidente Amado Boudou, están procesados por la supuesta comisión de graves hechos delictivos, cuyas calificaciones están claramente determinadas en el Código Penal, que en este momento, seguramente, es el libro de cabecera de ambos. Pero, si con esto no alcanzara para saber en manos de quienes estuvimos en esos olvidables doce años, sumaríamos el hecho que desde ya hace bastante tiempo, muchos que fueron sus más confiables colaboradores en importantes cargos, comparten celdas carcelarias con presos comunes. 
Y como si esto fuera poco, no es menor el número de quienes muy pronto podrían hacerles compañía, si realmente la Justicia comprueba la existencia de los delitos que se les atribuyen. Frente a este cuadro, que no es un dibujo de «Clarín» o de la imaginación de Lanata o de Lilita Carrió, sino una cruda realidad que está en la superficie a la vista de todos, únicamente negada por un enfermizo fanatismo o por quienes participaron de ese festival de dádivas y corrupción, no nos debe sorprender que incluso en las naciones hermanas compartieran el concepto que de nosotros tiene un ex mandatario uruguayo, que buenos dolores de cabeza le significó ese rapto de sinceridad poco diplomático.
De ahí entonces, que es generalizado el concepto de que cualquiera sea el resultado al que arribe la Justicia, la condena social es comprensible, y no se descarta que se manifieste en las elecciones del domingo. La mochila que el cristinismo lleva sobre su espalda es muy pesada. Ha perdido la confianza del peronismo. Le ha hecho mucho daño y prefiere que transite por otra vereda.

 

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