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Resuelto el caso de Maldonado ahora debe aclararse el de Rafael Nahuel

Después del largo suspenso que terminó con el papelón internacional de algunas organizaciones defensoras de los derechos que se habían empecinado en considerar como desaparición forzada la de Sergio Maldonado, cuando en realidad quedó fehacientemente comprobado que murió ahogado en el Río Chubut cuando escapaba de un procedimiento de Gendarmería Nacional a la que un juez competente le había ordenado que desalojara a los intrusos que habían cortado una ruta, y en la que participaba el nombrado.

Como se sabe, cortar una ruta es un hecho delictivo como cualquier otro, en el cual las fuerzas de seguridad tienen la ineludible obligación de impedir. En el caso que nos ocupa, eso fue lo que ocurrió: cumplir con su deber. Sin embargo, creyendo que se les presentaba una buena oportunidad para agredir a las instituciones de la República, llegaron a sostener irresponsablemente que en ese momento se había producido una prolongada balacera por parte de las fuerzas de seguridad.

 

Una exagerada mentira que enseguida fue descubierta al verificarse que no había heridos de balas entre los insurrectos, y sí un uniformado que había sido herido en el rostro por una piedra. Así planteado el caso, y ante las dudas de la causa de la muerte del joven ciudadano oriundo de la provincia de Buenos Aires, y si la misma se había producido en el lugar donde fue encontrado, se constituyó una comisión de más de cincuenta prestigiosos profesionales especializados en la materia y que también integraban abogados y representantes del occiso, se llegó al indubitable convencimiento de que había muerto ahogado.

 

Quienes lo representaban tuvieron el mismo convencimiento, por lo que el caso era natural que quedara definitivamente resuelto y deslindadas las responsabilidades que se le atribuian a Gendarmería Nacional. Sin embargo, lejos de llamarse a silencio y evitar que en el imaginario popular crezca el convencimiento de que ese drama alguien lo esté usando con fines de lucro, aún se sigue agitando y se ha ido hasta al Vaticano a reclamar justicia, cuando la Justicia ya se ha expedido.

 

Ahora está el caso de Rafael Nahuel, muerto en Bariloche en circunstancias parecidas a las de Maldonado. Es de esperar que la experiencia aporte la responsabilidad y cordura para esclarecerlo.

 

 

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