Regionales

Dominio público del Chubut: el Dique Ameghino

Todavía bajo los resabios de haber sufrido nuevamente el miedo y la aprensión de otro desborde del río Chubut, recordando las consecuencias desastrosas que esos aluviones han venido produciendo, no es exagerado volver a plantear la problemática constitucional, jurídica y política que representa el Dique Florentino Ameghino, una obra sin terminar, inconclusa como proyecto y que -por esa misma razón- genera el sentimiento que ahoga y produce aprensión en cuerpo y alma, ante el eventual espanto de perderlo todo. de nuevo.


O de no tener otras cosas que deberíamos poseer.
Por esas razones, es que me veo forzado a replantear un tema que me parece fundamental para la Provincia del Chubut y para que ésta haga un uso adecuado de sus recursos.
En una de las notas anteriormente publicadas sobre este tema, sostuve que todo el dominio público de nuestra provincia se había constituido como tal, con todas las propiedades que anteriormente pertenecieron al Estado Nacional, y que no fueron objeto de reservas especiales por parte de éste; que se transfirieron al Chubut todos los bienes nacionales, menos aquéllos que la Nación podía retener para sí, dictando una ley específica para tales reservas, valga la reiteración del sistema legal adoptado por la Nación.
En aquellas notas se hizo mención y se detallaron las tierras ubicadas dentro de la Península Valdés y del ejido de Puerto Madryn que -sin haber sido objeto de reserva alguna- habían seguido en el uso y disposición del Estado Nacional desde 1958 hasta este momento. Son propiedades que la Nación «provincializó», pero que en realidad no las entregó al nuevo Estado -Provincia del Chubut- que había creado. En aquel momento sostuve que la ley 141408 de igual naturaleza jurídica que aquella ley que las provincias originarias dictaron para crear la Nación Argentina, contenía un acto jurídico importante para interpretar el alcance preciso de la última ley constitucional de la Argentina. El artículo 10 destacaba claramente que -entre los bienes del Estado Nacional que pasaban a formar parte del dominio público de nuestra provincia- se encontraban las obras que estaban en construcción o ejecutándose al momento de la transferencia al Chubut. Para sintetizarlo: el Estado Nacional no sólo transfirió lo que estaba poseyendo, sino que también transfirió lo que estaba construyendo sobre ellas, esto es, la construcción del Dique Florentino Ameghino. Pero ésta fue otra falacia desgraciada: ni transmitió el Dique, ni lo finalizó para que cumpliera la finalidad prevista en el proyecto. Y así quedó, produciendo su ausencia los últimos daños y miedos en el valle. La Nación no sólo no fue generosa, sino que hizo caso omiso de su obligación.

 


La represa Florentino Ameghino era la única obra nacional que AA y EE estaba construyendo al momento de la provincialización del Chubut, y era una obra que tenía dos represas: la que en este momento se encuentra cuasi colmada, y una presa aguas abajo, el Dique «Las Piedras», que era un compensador de volúmenes excedentarios y serviría para mantener las excelentes condiciones productivas del Valle.
Pero la Nación Argentina se lavó las manos, como Pilatos. Se quedó con la obra que estaba construyendo, la negoció concesionándola a un tercero y del dique compensador que tenía la obligación de edificar, y entregar, «se olvidó totalmente». (Como curiosidad económica, la Provincia del Chubut le otorgó un crédito para ayudar a terminarla, en el gobierno del Dr. Jorge Galina, dinero que no fue devuelto).
En estos días, donde el Gobierno de la Nación ha prometido obras de desarrollo entre las que se encuentra un importante sector cercano a Puerto Madryn para desarrollo de la agricultura, destaco que si la Nación hubiera finalizado el Dique compensador Las Piedras, desde esa altura se tendría un muy importante volumen hídrico y una angulación suficiente para llevar agua a la ya famosa «Meseta Intermedia», de la cual poco sabemos, y nadie ha informado nada ni nos han preguntado ni se han convocado expertos, que los hay.

 


Ahora, teniendo en cuenta la experiencia acaparadora, centralista e indiferente de la Nación Argentina, respecto de sus provincias del sur que luchan como pueden y -aún confían- en las promesas nacionales; y considerando todos los ejemplos de incumplimientos constitucionales y legales de la Nación para con la Provincia del Chubut, me permito expresar mi fundado escepticismo en que haga absolutamente nada de -sea lo que fuere que hubiera prometido- para la Provincia del Chubut. Voy a ser más explícito: la Nación no va a invertir en Chubut: nada.
¿Y por qué no lo haría? Simplemente debido a sus antecedentes de hecho y de incumplimientos de derecho. Adviértase: la Nación nos creó como Estado Provincial y nos transfirió todo lo que tenía, en los papeles, en la ley. Pero en los hechos se quedó con todo. Y para justificar formalmente esa trapisonda, se otorgó un plazo para poder decir con qué cosas de las transmitidas se iba a quedar. Insólito: te doy todo, pero me quedaré con algo.
Bueno, esos mismos plazos que se otorgara, se le vencieron. Fue únicamente imputable a su negligencia, pereza, abandono o desidia nacional, que por lo visto, sigue sin importarle nada, porque no le genera ninguna obligación ni perjuicio, ni nada. No existe.
Y eso es lo que no debemos permitir que siga ocurriendo: La provincia del Chubut debe reivindicar lo que es suyo. Y las ciudades de la provincia deben hacer lo mismo. Puerto Madryn debe recuperar sus tierras y ampliar y rediseñar la ciudad. Lo mismo, Comodoro Rivadavia debe usar las tierras que fueran del Ejército como mejor estime corresponder a su desarrollo.

 


Esquel debe manejar como estime que es la mejor manera de desarrollar las tierras de La Hoya, de la Laguna Will Manco, La Zeta y otras. El edificio del ex Distrito Militar 26, pertenece -sin duda- a la Municipalidad de Trelew, y ésta debe reivindicarlo también. Tenemos que desarrollarnos con lo que son nuestras propiedades.
¿Por qué? Porque cuando la Constitución Nacional hizo nacer al Chubut, transfirió en su favor todo su patrimonio: recuperémoslo, pero ahora, ya.
De lo contrario seguiremos quejándonos con acritud, quizá con amargura, pero no pasará nada. Paguemos nuestras culpas, no las ajenas.
¿No será momento de repensar las ideas del Ing. Salvador San Martín, quien imaginó una Patagonia autosuficiente, separada del resto de la Argentina?

 

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