A las urnas, con fe y esperanzas
Dentro de pocas horas empezará el desfile hacia las urnas en nuestra provincia como en todo el país. Ir a votar es una obligación, es cierto.
Pero hacerlo solamente para evitar posibles sanciones si no se hace, hablaría muy mal de las convicciones democráticas de los habitantes de una nación civilizada que sabe, porque lo ha sufrido con frecuencia, que es vivir bajo regímenes de gobiernos dictatoriales que llegaron al Poder sin otro apoyo que el de las bayonetas y del disimulado apoyo, a veces no tan disimulado, de civiles que renegaban de la soberanía popular. Que ésta que estamos viviendo, no es la democracia soñada en 1983, sería hipócrita no reconocerlo.
Fueron demasiados años de gobiernos que hicieron un culto de la corrupción. Pero su activo y pleno ejercicio es la única forma de hacer posible su perfeccionamiento y que llegue a todos los sectores de la sociedad. Y eso está en las manos exclusivas de los ciudadanos que deben asumir sus responsabilidades y no dejar en las de quienes se creen omnipotentes el destino de la Nación. A ellos se debe el estancamiento en el que está desde hace un largo par de años. Hoy es un día en el que el malhumor y la decepción deben dar paso al optimismo.
El pueblo volverá a expresarse. En la soledad del cuarto oscuro y sin otro testigo que su conciencia, elegirá en las próximas elecciones a quienes creen los más aptos para que los representen en el Congreso Nacional. En estos difíciles momentos que atraviesa la República, asumir responsabilidades cívicas es un imperativo de conciencia. No son tiempos de indiferentes ni de pusilánimes.
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