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Solamente de comprobarse el 5% sería suficiente

Si aplicando el beneficio de la duda, como habitualmente dicen los jueces cuando tienen que resolver causas complejas, se comprobará la veracidad de las denuncias penales incoadas contra la ex Presidente de la República, creeríamos que serían suficientes para que merezca la condena social.

Amén, por supuesto, de lo que disponga la Justicia. Como es de público conocimiento, la doctora Cristina Fernández de Kirchner que ya está procesada, ha sido acusada por la supuesta comisión de graves hechos de corrupción y abuso de Poder. En la misma situación está quien fue su vicepresidente y ex integrante de su gabinete. Algunos de los cuales ya hace tiempo que están entre rejas.
Sin embargo, la auto considerada «abogada exitosa» cuando debió justificar su acelerado enriquecimiento, no acusa recibo y cuando se suponía que llevaría una recoleta vida en algunas de sus nada modestas menciones, está en activa campaña electoral como si nada pasara. Pero lo realmente sorprendente, es que tuvo la audacia de proponer al peronismo que se una en torno de ella para liderar una fuerza de oposición al actual gobierno nacional. Decimos que realmente es sorprendente, porque es harto sabido que tanto ella como su extinto marido, no sólo hicieron todo lo posible para dividirlo sino para exterminarlo. Aún resuenan en los oídos de los fieles seguidores del carismático caudillo militar, fundador de ese enorme movimiento popular, la «sugerencia» que les hizo un conspicuo colaborador suyo, que se «guardaran» allá donde termina la espina dorsal, la pegadiza marcha que con tanto fervor cantaba Hugo del Carril.
Como era esperable, enfáticamente la rechazaron el «desinteresado» ofrecimiento, y como gente educada y de buenos modales, se lo habrán agradecido y le habrán informado que hay otras formas para suicidarse. Para los auténticos peronistas, devotos de Perón y Evita, Cristina, -como cariñosamente la llaman sus seguidores que son muchos-, no los representa y creen que con la exclusión de ella es la única forma que la unidad se concrete.
Frente a ese fracaso, no se amilanó. Y despojada de aquella imagen de prepotencia y soberbia de la que hizo gala durante los ocho años de su estancia en la Casa Rosada, «humildemente» se ofrece como prenda de unión, declinando su futura candidatura a la Presidencia de la República.
«En el pasado, aquellos que locamente ejercieron el Poder cabalgando en el lomo de un tigre, acabaron dentro de él» (John Fitzgerald Kennedy).

 

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