Regionales

El paulatino deterioro de la soberanía

El clima enrarecido y de crispación por los sucesos que han ocurrido en la Argentina, cuyos hechos del presente se ubican geográficamente en nuestra provincia, no son más que una expresión de un proceso de deterioro de la soberanía.

La soberanía, que tiene que relacionarse con los atributos de una nación, y no con los de una provincia, se encuentra, conciente o inconcientemente, remarcado por una ciudadanía que se otorga autorreferencia e identidad. Estas características desde un punto de vista geográfico se encuentran enmarcadas y limitadas en sus respectivas fronteras. Dentro de ellas existe el Estado cuya característica es expresar jurídicamente su poder político en aras de la consecución del bien común. En síntesis es el que se somete al sistema normativo que en él se origina y con la potencialidad para la resolución final de los conflictos. 

 


De ese modo, tanto el Estado nacional, las provincias y las comunas, deben integrar una sola estructura jurídica que garantice, en forma absoluta, el cumplimiento de la ley en todas sus jurisdicciones. Ello por cuanto frente al anhelo histórico del pueblo argentino de realizarse como comunidad coherente e independiente se alzó en el pasado, y subsiste en el presente, el interés foráneo de dividir para reinar.
 Esta búsqueda de dividir para reinar no solo le hace el juego a los intereses antinacionales sino que, frente a la miopía de sectores políticos, se pretende encontrar un buen argumento para conseguir porciones de poder que, en el manejo de los asuntos del Estado, les sea más beneficioso a sus intereses partidarios o personales en detrimento de la integración. Este último elemento es indispensable para modificar las condiciones de un país que potencialmente tiene todos los ingredientes para mejorar la calidad de vida de todas sus clases y sectores sociales. La ley entonces es la que debe proteger la saludable diversidad. Pero la arbitrariedad, el personalismo y la violencia son los factores que hacen imposible este concepto de auténtica integración democrática y de allí deriva que la legalidad y la estabilidad institucional sean los requisitos esenciales para la plena realización nacional.

 


 Nuestra historia nos demuestra que siempre que se pretendió adoptar un camino de recuperación nacional, enfrentando de igual a igual situaciones tanto en el ámbito interno como en el externo, surgieron irrupciones de grupos, caso de los golpes militares y otras expresiones, que intentaron instaurar la violencia como método opositor. El resultado lo tenemos a la vista, dado que siempre estamos obligados a un eterno comienzo, y siempre son más los que sufren las consecuencias por no permitirse lograr el deseado desarrollo. 

 


¿Es eso lo que queremos? ¿Es eso los que nos hace más nación o más provincia? No solo ya no cantamos más el himno, solo lo tarareamos como una gracia; no solo tenemos un periodismo que en la búsqueda de una noticia demuestra su ignorancia respecto a la geografía nacional. A eso le tenemos que sumar la existencia de un gobierno provincial más preocupado por el enriquecimiento veloz de sus funcionarios que por un plan de gobierno que hubiera puesto en valor y se hubiera ocupado de reconocer su territorio, apoyando a sus pobladores, ocupándose de sus necesidades y distribuyendo equitativamente sus recursos. Hoy son absorbidos por una cantidad de empleados de la administración pública ingresados no solo por las ventanas sino por cualquier intersticio entre sus paredes. Esta generosidad de amigos, que nada tiene que ver con la obligación y responsabilidad de gobernar, lleva a resultados que si bien son vergonzosos resultan nefastos a la hora de ver las consecuencias, más allá de pretender hoy ser querellantes para poder salvar la poca ropa limpia que pueda quedar. Chubut no merece estos funcionarios porque no nos hace mejor provincia, todo lo contrario. Chubut debe encontrar el rumbo para que los ideólogos que agitan temas del federalismo como bandera suprema tengan la honestidad de debatir y discutir lo que hace al interés colectivo y se encuentra en las preocupaciones de la población. Chubut debe generar empleo por fuera del Estado y dispersarlo en todo su ámbito territorial sin que ello implique regalar jurisdicción ni atributos de su autonomía. Situaciones muy graves nos ocurren aunque algunos aún se hacen los distraídos. En el presente no podemos esconder bajo la alfombra hechos muy graves en un país donde la muerte de un fiscal con posterioridad a la presentación de una denuncia, calificada de mamarracho, hoy es la base de un juicio por traición a la patria.
 

 

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