Regionales

No son tiempos de especulaciones

La situación de la provincia es grave. Realmente grave. La comparación con la que esta viviendo Santa Cruz que hace poco hizo un alto funcionario y que levantó tanta polvareda, pareció exagerada pero en realidad no lo es tanto.

Problemas de toda naturaleza enfrenta Mariano Arcioni. Es necesario aunar esfuerzos para superarla. Abandonar posiciones personales y sectoriales que aunque legítimas, en estos momentos debe prevalecer el sentido común. Debe prevalecer el interés de la provincia. El interés de miles de ciudadanos que  no la están pasando bien. Más, precisamente, la están pasando muy mal. No hace falta apelar a estadísticas, está a la vista. Sin la comprensión de los partidos políticos opositores, de las asociaciones gremiales, empresariales y sociales será muy difícil salir de la banquina en la que se ha caído y subir a la ruta para continuar hacia ese destino de bienestar al que se tiene derecho si tenemos en cuenta que la naturaleza ha privilegiado al Chubut poniendo en su vasto territorio todos los recursos necesarios para convertirla en una provincia rica. Está en nuestras manos lograrlo. Pero no será anteponiendo intereses que atentan contra ese objetivo. No son tiempos de especulaciones políticas, de revanchas ni de pases de factura. Son tiempos de grandeza, de desprendimiento de colores partidarios. El futuro de la provincia está en juego. El futuro de nuestros hijos esta en juego. La unión de esfuerzos es un imperativo de conciencia en estos momentos.
El gobierno provincial, con la renovación de buena parte del gabinete y reemplazos en otras instituciones estatales, ha «tomado el toro por las astas», y todo parece indicar que está firmemente decidido a darle a su gestión el rumbo anhelado por el pueblo. Y hay que ayudarlo, dándole las herramientas que reclama. Una herramienta vital es la aprobación del acuerdo firmado por el Presidente de la República con la mayoría de los gobernadores provinciales donde muchos de ellos representan a la oposición. Seguramente tendrá aspectos objetables, pero esa aceptación nos dice claramente que están convencidos que no había otra manera de superar la crisis instalada por doce años de gobiernos kirchneristas que pusieron al país al borde del precipicio y que, seguramente, la historia recordará por el grado de corrupción que imperó durante los mismos, de cuya gravedad habla con singular elocuencia el hecho que muchos de sus integrantes están encarcelados, mientras quienes ejercieron la presidencia y la vicepresidencia de la República, están procesados.
 

 

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