Regionales

Será difícil unir lo que separaron tantos agravios

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Para quienes ya hemos transcurrido un largo camino de la vida, y en nuestra memoria está fresca la historia del Chubut a partir del golpe militar del 4 de junio de 1943, que expulsó de la Casa Rosada al gobierno conservador que en ese momento presidía Ramón S. Castillo, nos cuesta admitir el grado de la decadencia de la política nacional que también se manifiesta -y cómo-, en nuestra provincia.
La desaparición de figuras emblemáticas de los partidos tradicionales ha sido letal para los mismos. Pero, en estos momentos el que más acusa ese golpe es el peronismo. En el Chubut por el fallecimiento de Mario Das Neves. El desconcierto es muy grande. Y lo realmente preocupante es que también se refleja en el gobierno que constitucionalmente está ejerciendo Mariano Arcioni. Las desavenencias internas hace rato que dejaron de ser secretos y los mismos protagonistas no vacilan en hacerlas públicas. El Chusoto, el partido gobernante, duda de que posiciones que fueron irreductibles en el ex mandatario, sean respetadas. Como por ejemplo la explotación de la minería. Por supuesto que no será cómoda la situación del activo escribano comodorense, pero la situación del país, y por ende, la de la provincia, obliga a tomar decisiones. El interés público debe imperar. No será la primera vez que esos intereses determinan la revocación de principios largamente sustentados. Frondizi había escrito el libro «Política y petróleo», donde sostenía que únicamente YPF debía explotar ese recurso. Cuando llegó al gobierno en 1958, la realidad le hizo ver que no había espacios para el lirismo. Y con el concurso de empresas foráneas se logró el autoabastecimiento y hasta se bajó el precio de la nafta. Hasta entonces, el Estado gastaba un millón de dólares diarios para importarlo. El progreso de la Patagonia fue notable y la desocupación no existía. 
Hoy, el clima político imperante no deja mucho lugar para la reflexión. Los agravios son recíprocos y ya no quedan muchos funcionarios que no estén sospechados de corrupción. La otrora considerada Honorable Legislatura, salvo escasas excepciones, como lo decíamos en una nota anterior, es lo más parecido a un viejo conventillo porteño, donde la ocupación del baño o el tendal para la ropa generaba serios conflictos familiares. En la Legislatura la lucha es por la ocupación de cargos.

 

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