Regionales

El escándalo que superando límites vive el Chubut obliga a la reflexión

«Un buen gobierno solamente puede existir cuando hay buenos ciudadanos», decía Francisco Madero, presidente de México, 1873-1913. Concepto que bien puede ser aplicado a nosotros. Los argentinos no somos buenos ciudadanos.

Nos cuesta asumir las responsabilidades que como tales se tiene en toda sociedad civilizada. La mayoría se caracteriza por tener un absoluto desconocimiento de lo que significa la democracia, que le garantiza derechos y obligaciones que lo convierte en artífice de su propio destino, desde el momento que en la soledad del cuarto oscuro tiene en sus manos el privilegio de elegir a sus gobernantes. Pero, de poco sirve tener ese privilegio, si no se ejerce con la responsabilidad debida. En nuestro país se vivió la paradoja que en la época de sangre y fuego se lloraba por su ausencia y cuando se recuperó no supimos ejercerla. Y, como ocurre en todos los órdenes de la vida, el espacio vacío es rápidamente ocupado por los pícaros de dudosa moralidad que la usaron en beneficio personal, como se ha puesto de manifiesto actualmente cuando una Justicia que parece dispuesta a recuperar el prestigio que antaño gozaba, puso en la superficie la pudredumbre que se ocultaba durante años, por temor a la revancha y a los escraches de una militancia colgada del presupuesto provincial, que ahora han sido cesanteados por el continuador del gobierno que los había conchavado previo juramento, seguramente, de fidelidad, camino al oficialismo al que se le rendía una humillante pleistesía. Sin duda alguna que hay que confiar que la Justicia seguirá investigando hasta las últimas consecuencias y que finalmente llevará a la cárcel a quienes la abundancia de pruebas concretas amerite que tengan ese destino. Pero también hay muchos a los que no podrá condenar por falta de pruebas. Y es lógico que así sea. 
A esos, ante las inocultables evidencias de un enriquecimiento difícil de explicar, será la sociedad la que debe condenarlos, excluyéndolos de toda posibilidad de ocupar funciones públicas. En las próximas elecciones tendrá en sus manos la herramienta para hacerlo. Si no lo hace, será en vano la encomiable tarea de la Justicia. Hay demasiados intendentes municipales, demasiados legisladores, demasiados funcionarios que por comisión ú omisión son responsables que Chubut sea la provincia más corrupta del país.

 

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