Regionales

El aprovechamiento inteligente de los recursos

Si nos detuviéramos un instante para hacer un análisis desinteresado y racional de la situación de la Provincia probablemente le encontremos una solución. Y lo hago desde la primera persona del plural por cuanto entiendo que la salida debe ser encontrada rápidamente y sin especulaciones para las elecciones del 2019. 

Hoy esa fecha debería estar más allá del calendario, o lo que refleja el tiempo para los comicios, porque las características de la oferta del Estado está haciendo sufrir a mucha gente. 
Como en la actualidad el Estado demuestra un interés en todo, en nuestra provincia no existen multinacionales que puedan torcer la voluntad del poder político, y el mercado está directamente influenciado por las decisiones que se adopten, es necesaria la madurez de la dirigencia. 
Es patético por ejemplo lo que ocurre con la obra social de la provincia, con la educación, la seguridad y la salud en general, por no hablar del estado de injusticia en que se encuentra toda la población al no darse respuesta a los problemas que se suscitan en tiempo y forma. 
No hay duda que el problema es financiero, pero si hiciéramos un repaso de los recursos también podríamos observar que es económico por el mal uso o el desaprovechamiento o por la falta de control.
Esta ha sido una provincia devastada. No solamente por las posibles sospechas de defraudaciones al Estado por un número importante de funcionarios, esto es la llamada corrupción, sino por los propios discursos de dirigentes muy importantes que, en más de una oportunidad, pretendieron «prender fuego a la provincia», «cerrar las llaves» o «incendiar instalaciones», sin darle valor al diálogo y al entendimiento para superar las dificultades. 
Mas allá que aún hoy no se puede conocer la razón de haber otorgado concesiones petroleras, superando los límites, tampoco ha existido claridad para comprender como el Estado no se vio beneficiado por la importantísima captura, a través de nuestros puertos, de miles de toneladas de pescados y langostinos que luego generaron importantes ingresos por la exportación. Pero lo que es más curioso es precisamente que un tema que desde los convenios del presidente Alfonsín con los buques factorías ya era discutido, por la necesidad de agregar valor en tierra, hoy prácticamente la mayor parte de la producción es procesada en otra provincia, caso la de Buenos Aires. 
¿Que ha pasado con nuestra capacidad para agregar valor? ¿Por qué nuestros puertos generan beneficios para otros y no para las arcas provinciales? En general se advierte una crítica que sostiene la necesidad del reembolso por los puertos patagónicos, pero no se escucha con la misma estatura de voz que el procesamiento se haga en Chubut. Si por otra parte una gran parte de esa riqueza queda en las sombras, ¿no será también que fallan los controles? Tenemos miedo por la minería, pero ¿no nos preocupa en demasía que aparezcan camiones en tierras extrañas que evidentemente son verdaderos fantasmas en las propias? Esa falta de control también contribuye a que el Estado no pueda cumplir con sus compromisos. Pero sin entrar en mayores profundidades, que nos asustarían, ¿no será hora de saber a quién y porqué se entregan los permisos de pesca y como se comportan las autoridades de aplicación sea en el orden nacional como provincial?
Luego de que la actividad pesquera sin control destruyera otros caladeros como por ejemplo el que circunda las costas de Africa, los intereses propios y foráneos se ocuparon del Atlántico sur. Ya en 1988 y 89 mostrábamos en el recinto de la Legislatura como se depredaba y se barrían las cubiertas de los barcos con los pescados que no tenían tanta rentabilidad. Es cierto que el capital busca la renta, lo que es correcto, pero también es cierto que el Estado debe velar por los intereses del conjunto. Creo que si así lo hiciera ganaríamos todos y pensaríamos y contribuiríamos para tener un mejor presente y un seguro futuro. Esta provincia tiene un río que hay que aprovechar y que se desliza lentamente hacia el mar confundiendo sus aguas. Tiene un mar en el que se debe pescar y también otros recursos que se deben explotar por y para el beneficio de sus habitantes. Si los controles no funcionan y las autorizaciones son dadas por intereses personales será la Justicia la que lo determine. Pero controles bien administrados terminarían con muchos problemas y darían la cobertura que hoy no existe para muchos chubutenses que, por justicia, les corresponde.
 

 

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