Regionales

Volver a creer en la Justicia

Es un serio problema nacional que también se había instalado en nuestra Provincia: La pérdida de confianza en la Justicia.

Era de tal magnitud la desconfianza en ella que ya las víctimas, incluso de hechos graves, optaban por no denunciarlos. Contribuía a la consolidación de ese comportamiento, además de lo expresado, el temor a la revancha de los delincuentes que en el caso de ser apresados, -algo nada frecuente, dicho sea de paso-, recuperaban la libertad inmediatamente. Aún siendo reincidentes y autores de hechos de extrema violencia, que ameritaban sus encarcelamientos, conforme lo determina la legislación penal vigente. Predominaba en muchos jueces un equivocado concepto de los derechos humanos y rápidamente se los devolvían a la calle. Se tenía más en cuenta los derechos de los delincuentes que el de las víctimas. Sin embargo y en buena hora, en estos momentos, todo parece indicar que las cosas cambiarán. La Justicia se muestra a marcar un antes y un después en ese aspecto. Un aire fresco se expande sobre el territorio provincial, que el pueblo advierte y celebra. Está dispuesta a ejercer su ministerio con la necesaria independencia de intereses políticos a los qué, porqué no decirlo, no siempre estuvo desligada y de los que en los últimos años abundaron pruebas. Abona nuestra presunción que el cambio está en marcha, observando lo que está ocurriendo con relación con la investigación de los gravísimos hechos de corrupción y abuso de Poder por parte de funcionarios del entorno íntimo de los gobiernos dasnevistas, que ahora están encarcelados. Cualquier que sea el fallo judicial, no cabe duda que la condena social ya la tienen asegurada. La actuación de los fiscales Omar Rodríguez y Alex Williams que tienen a su cargo esa complicada investigación de hechos de vieja data, pero aumentados al fallecer Das Neves, hasta los primeros meses de ser reemplazado por el vicegobernador, es seguida con singular atención por los chubutenses en quienes ha renacido la esperanza que aquello de «roban pero hacen», además de ser una pésima calificación al funcionario que justifican, es también una pésima calificación de quienes lo aceptan. Ojalá que esta amarga, dura y humillante experiencia, nos recuerde en el futuro, que la democracia nos hace responsables de los gobernantes que elegimos y no volvamos a tropezar con la misma piedra.

 

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