Regionales

Cerrar el debate y manos a la obra

No pueden haber más dilaciones. La situación socio-económica del país es de suma gravedad. Los recursos mineros del Chubut deben ser explotados.

Es un imperativo de conciencia. Sobre el tema se ha hablado demasiado. Hemos escuchado a expertos en la materia y también hemos escuchado a quienes no tienen ni la más pálida idea de qué se trata, pero que alegremente se han sumado a los que se oponen con un discurso proteccionista de la naturaleza que no se compadece con el comportamiento que frente a ella tienen. Ya se ha hablado demasiado, -repetimos-, de manera que es el momento de cerrar el debate y poner manos a la obra. Los políticos, especialmente los que pertenecen a los partidos tradicionales, deben dejar de jugar a las escondidas y el Gobierno provincial debe definirse claramente. Hay mucha desocupación en la provincia. Hay mucha pobreza y hambre en amplios, -amplísimos-, sectores de ella, que no pueden esperar más. Son demasiados los años que el Estado se ha convertido en una sociedad de beneficencia y socorros mutuos. Son muchos años de humillar a miles de ciudadanos con denigrantes ayudas sociales. Son muchos los hombres y mujeres que, han esclavizado inescrupulosos políticos. Por un estado de necesidad se han convertido en rehenes de sus no siempre confesables ambiciones de poder es beneficio personal.
Además del remanido tema de la contaminación, cuya inexistencia se garantiza, el otro argumento es que no es mucho el personal que se ocupará para su explotación, lo que realmente puede ser cierto, pero malintencionadamente omiten hablar de las importantes fuentes de trabajo que se crearán en su entorno. Es el mismo argumento que emplean cuando sostienen que en el campo se ocupan pocos trabajadores. Seguramente que pensarán que los insumos necesarios hasta en los más humildes establecimientos ganaderos de la provincia, y, que esa enorme y sofisticada maquinaria agrícola que se emplea en las grandes extensiones, especialmente en el norte del país, nace de una semilla que el viento depositó en tierra fértil. Son muchos los ingenieros y obreros ocupados. La oposición sistemática es tan dañina para un país, como lo es la obsecuencia. En ambos tenemos sobrada experiencia los argentinos, pero no aprendemos. Y así nos ha ido. Nos ha ido como cuando la taba cae del lado que no es suerte diría un paisano.

 

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