Regionales

Intercambio de favores

En vísperas de las elecciones en las que Mauricio Macri desalojaba del gobierno de la República a la doctora Cristina Fernández de Kirchner, en los corrillos políticos del país se decía que, sin proponérselo, la primera mandataria estaba trabajando para el ex jefe del gobierno porteño.

Se basaban fundamentalmente en la impopularidad que gozaban los hombres que había elegido como compañero de fórmula -Zannini- y para la provincia de Buenos Aires a Aníbal Fernández, en lugar de Scioli, que en las encuestas en danza aparecía como el más indicado.
Ahora ocurre algo similar, pero a la inversa. Macri parece dispuesto a devolverle a la viuda del ex mandatario santacruceño los favores recibidos en aquella ocasión. Pero no lo hace con ciertas candidaturas como lo hizo ella, sino con decisiones tan impopulares que en la lectura de la calle bien pueden significar millones de carteles reclamando su regreso.
Y, como es habitual, los radicales, como los maridos engañados, son los últimos que se enteran. Unos por las chismosas del barrio y otros por la prensa. Sería bueno saber de qué hablan las pocas veces que concurren a la Casa Rosada. Ahora sí, cuando se enteran levantan la voz y piden rectificaciones. Pero esas voces producen el mismo efecto que podría producir un mosquito en el lomo de un elefante. De manera que en el límpido cielo que iluminaba el panorama del radicalismo, han aparecido nubarrones inquietantes y la preocupación cunde. Pero aunque es muy escaso el tiempo que falta para los comicios, todavía puede esperarse que «salga un tiro para el lado de la Justicia», como se dice vulgarmente, y de nuevo vuelva el optimismo. Lo que hay enfrente tampoco es garantía de éxito. Los enfrentamientos internos han sido de una insólita crudeza y han dejado heridas que no se cubrirán con una curita.
 

 

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