HISTORIAS

Cuando los ciclistas recorrieron 190 kilómetros para izar la bandera en una escuela olvidada

En el año 2015 compartimos esta historia en el Suplemento “Meseta” contada por su protagonista, Sandro Escobar, maratonista y atleta de Paso de Indios.

por Zulma Díaz 26/03/2021 - 23.17.hs

Junto a él participaron de la travesía Abelino Vargas y su hijo, y Prosperino SepúlvedaAbelino y Sandro son pioneros y precursores en representar a su pueblo en maratones y competencias ciclísticas; actualmente Abelino y Alejandro están al frente de toda la movida atlética en estas disciplinas sumando a niños, niñas, jóvenes, hombres, mujeres y con una gran presencia de delegaciones de Paso de Indios en eventos deportivos de magnitud.

 

Esta travesía silenciosa y con acompañamiento de los vecinos de Paso de Indios que dieron a conocer la historia (un Estado Provincial completamente ausente y ajeno a una iniciativa de este tipo) rindió homenaje al deporte, a la educación, a las escuelas rurales y a los peones rurales que enviaban a sus hijos a ese establecimiento en las décadas del `50, `60 y `70.

 

Obviamente de esto no se enteraron funcionarios de áreas deportivas, ni Turismo o de Cultura del Gobierno de Chubut. Nunca nadie se hizo presente en ese lugar. El edificio que fuera escuela y que albergó a niños de peones rurales fue olvidado y abandonado. La estructura de piedra se mantiene firme, erguida. No hay una sola placa ni cartel que haga alusión a esta Escuela, de la que nadie sabe recordar qué número tenía… En el 2015, estos deportistas de Paso de Indios colocaron un mástil e hicieron flamear la bandera e hicieron un recorrido por el interior del edificio, donde aún había tizas y punteros.

 

ESTUDIO Y DEPORTE

 

La historia de la travesía comenzó en el año 2012, cuando Escobar estaba terminando el colegio secundario. Desafió a su profesora de Lengua y redactó una composición, previa investigación, de la Escuela de Sierra Nevada.

 

Un poco investigó y otro poco, lo imaginó. Pero la realidad es que quería trasladar, vivir y sentir esa historia plasmada en la composición para el área de Lengua y entonces invitó a sus amigos ciclistas para organizar esa travesía: llegar en bici hasta Sierra Nevada, distante a 190 kilómetros de Paso de Indios, “sobre la ruta que va a Sarmiento”.

 

Decía Escobar que “para completar el trabajo práctico que hice sobre Sierra Nevada, sin conocer, me dije: ahora es el momento de conocer. Lo que sabía de la escuelita de Sierra Nevada es que era una escuelita de piedra. Cuando estaba como gobernador, el doctor Carlos Maestro entregó subsidios a una señora que cuidaba la escuela, que ya estaba cerrada.

 

“Yo quería saber cuánta gente había pasado por la escuela, además pensando en aquellos años en que nadie llegaba. Si hoy es difícil de llegar, hay que imaginarse cómo sería hace 60 o 40 años atrás cuando la escuelita funcionaba”.

 

MENSAJE PARA LOS JOVENES

 

La travesía se pudo concretar en febrero del 2015. Previo, hubo siete meses de entrenamiento. Duró dos días y una noche, hicieron campamento. Llegaron en camioneta hasta la escuela (manejaba Alejandro) y luego Sandro, Abelino y Prosperino volvieron pedaleando. Por ése entonces, tenían entre 40 y 42 años.

 

“Queremos que a los más jóvenes les llegue el mensaje de que se pueden hacer cosas lindas, y sanas, sin alcohol y sin droga. Como conocer una escuelita que forma parte de nuestra historia”, dijo Escobar que gracias al deporte rescató la historia de una escuela rural.

 

Por ese entonces, fueron recibidos por el señor Carmelo Peña, que cuidaba la escuela.

 

TRAVESIA

 

En esa travesía hubo muchas historias para contar. Ese viernes 27 de febrero llegaron en vehículo a la escuela y dejaron de regalo un mástil, una bandera argentina y el escudo de Paso de Indios.

 

El mástil fue emplazado el viernes a la tarde y antes de emprender la travesía, ya sábado a la mañana, izaron las banderas.

 

La escuelita estaba cerrada, sin número, emplazada sobre el edificio rústico y firme, ya que fue construido con piedras. Llevaron elementos de cámping y carpas, porque sabían que la Ruta 15 es difícil. Es un camino de sierras. Recorrieron dos horas durísimas en bici. Tenían mucha ansiedad y pincharon gomas por las piedras.

 

En el camino, pasaron por Laguna Palacio, Mallín Angosto, un paraje “con cierta fama, ya que había un boliche por ahí”, y estuvieron en estancia “La buitrera”, con la familia Epul.

 

¿Querés recibir notificaciones de alertas?