Fin de Semana

Cincuenta años de amor en el pueblo de Telsen

Gregoria Centeno y Policarpo Flores se casaron el 22 de enero de 1971 en Telsen. Celebraron sus bodas de oro, recientemente: 50 años de historia en común, trabajo, abnegación, tristezas, alegrías, hijos, nietos y amor. Fundamentalmente, el amor que es lo que sostiene a esta pareja muy querida en este pueblo de la meseta.

por Zulma Díaz 13/02/2021 - 08.18.hs

Gregoria, trabajadora incansable, artesana del tejido, cocinera, trabajó como empleada doméstica y Policarpo siempre se desempeñó en establecimientos rurales. Se iba a trabajar “y volvía dos meses después a traer dinero. Yo estaba sola con los chicos, trabajaba limpiando a la mañana y a la noche tejía para después vender”, recordó en diálogo con EL CHUBUT. 

 

 

Gregoria nació en Telsen en el año 1949. Hay recuerdos que ya se le esfumaron de la memoria, dijo, pero recordó su infancia en el campo, donde concurrió sólo por un año a la escuela. Del pueblo recuerda que sólo existían el Juzgado de Paz, la Comisaría y el Hospital Rural “donde trabajaba y estaba encargada de todo doña Blanca Proboste”.

 

“Mi papá tenía caballo y siempre veníamos a caballo a Telsen para enrrolarnos o hacer trámites, con mis hermanos fuimos a la escuela de chacras, pero yo fui sólo por un año”, recordó, señalando que el campo de su papá se llamaba “Santa Grifina”.

 

Arrancaba la década del 70 y conoció a su esposo, Policarpo, un joven de la zona de Sepaucal, peón rural, que llegaba hasta “Santa Grifina” y allí se enamoraron. Policarpo “siempre fue peón rural, trabajó de puestero y encargado”.

 

“Fuimos encargados y porteros en el campo durante varios años y después me vine para que los chicos empezaran a ir a la escuela”, dijo.

 

Gregoria es hilandera y artesana; antes tenían ovejas pero “ahora le compro lana a mi cuñado”.

 

La vida no era fácil “cuando nos vinimos a Telsen yo trabajaba en casas de familia y él trabajaba en el campo, venía cada dos meses o tres, a dejarnos plata. Yo vivía sola con los chicos, así que trabajaba por la mañana. Y a la noche hilaba y tejía, los tejidos los vendía y así me las arreglaba”, señaló.

 

Recordó a doña Honoria Pérez con quien trabajó durante 10 años, “en el Hotel de Telsen donde tiene su parada El Ñandú, ahí fui cocinera y esperábamos a la gente y a los colectiveros. Todos me ven y me saludan, me dicen “hola doña Gregoria”.

 

“Nosotras nomás los atendiamos y les cocinábamos, si no era yo, era ella”, dijo sobre Honoria.

 

El día del aniversario de sus 50 años de casados, sus hijos organizaron una gran fiesta en honor a sus padres y a la vida compartida en común: “Tenemos 9 hijos y como 20 nietos. Hoy las parejas jóvenes se separan. Nosotros no tuvimos muchos problemas que no pudieran resolverse. Pero hay que aguantar 50 años”, dijo Gregoria.

 

En las imágenes, el día del festejo aniversario, vivido en el marco de una fiesta campera con corderos al asador, baile, tabeada y recuerdos.

 

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