Regionales

La Argentina unitaria

Nuestra carta magna -la Constitución Argentina- se declara federal. Es decir que cada provincia puede asumir su manejo sin, desde ya, apartarse del texto escrito.

Esto permite una autonomía considerable si se aplicara de acuerdo a esa intención, pero resulta que en la práctica seguimos dependiendo del poder central en casi todos los aspectos, y ello es el resultado de una programación que viene desde muy lejos en que nuestro país se constituyó bajo el predominio de intereses que no siempre nos han favorecido. Es así que si miramos un mapa de diferentes épocas vemos que se ha planificado para que todo converja en el puerto de Buenos Aires, lugar desde donde la mayoría de nuestras riquezas salían para abastecer al mundo. Hoy por suerte otros puertos descongestionan la actividad.
Recién en nuestros días comienza a destrabarse el «Pase por Buenos Aires» para poder ir a diferentes lugares del país. Y si vemos lo que fue el ramal de vías férreas y otros medios de comunicación, aparecen todas dirigidas hacia ese destino. Y así nos encontramos con situaciones donde todo depende del centralismo. Tomemos por ejemplo el caso de nuestra Patagonia, donde todas las riquezas terminan en otro lugar, como por ejemplo: tener todo el petróleo y no tener una refinería. Poseer la energía del Chocón Cerros Colorados y ya sabemos en donde terminan las torres de transportación. Gasoductos del norte y del sur con un mismo destino.
La elaboración de productos y la mayoría de fábricas centralizadas en la gran urbe, que en contrapartida ha producido una aglomeración de personas que causan un dolor de cabeza a los gobernantes. Resabios de una mala planificación del Estado populista que hoy nos sume en la indefinición de que queremos como Estado moderno.
Y en la práctica, por citar lo más cercano, dependemos de lo que nos otorgue el Poder Central. En estos días vemos como debe pedirse dinero para poder hacer frente a compromisos, donde el pago de sueldos a estatales, requieren de esa ayuda. Nuestras riquezas como la minería, incluido el petróleo, la pesca, la ganadería, y otros recursos son transportados y elaborados en otros lados mientras la población de estas regiones, no encuentran trabajo.
La federación debería ser una realidad palpable donde cada región y cada provincia fuera todo lo autónoma que dice la Constitución, entonces la palabra dejaría de ser eso para convertirse en una realidad donde todo el territorio nacional aprovechara de sus recursos dando pleno desarrollo a un país integrado, donde debería primar la descentralización por sobre todas las cosas principalmente para desarrollar una nación en todos sus aspectos y todos sus ámbitos.
Ya en este siglo 21 deberíamos haber dejado atrás una planificación de siglos pasados para convertirnos en una potencia real, pero lamentablemente los vaivenes de los diferentes gobiernos, no han permitido realizar una verdadera política de Estado que nos hiciera cambiar las cosas, y lamentablemente en nuestra historia de altibajos difícilmente podremos encontrar el rumbo correcto.

 

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