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“El boxeo me sacó de un momento difícil de mi vida”
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“El boxeo me sacó de un momento difícil de mi vida”

“Acá se notó la inclusión”, fue lo primero que dijo Raúl Martínez en la noche del sábado en Gobernador Costa. Lo dijo en referencia al combate exhibición entre “Coco” Ringo Bowson y “el Cholo” Julián. Fue el día más emocionante de su vida. Desde hace 10 años se dedica al arbitraje de boxeo y nunca vio tantas lágrimas juntas.

Por REDACCIÓN SUPERDEPOR


La vida, si está complementada con el deporte, tiene sentido y esto se notó en la noche del sábado en Gobernador Costa. Habrá que felicitar al “Cholo” Julián y a su gente, y habrá que imitar este gesto para que no quede en palabras huecas eso de que el deporte incluye, iguala y socializa.
- ¿Cuándo te convocaron para que estés en la velada del pasado 18 en Gobernador Costa?
- Una semana antes de la pelea me habían convocado para estar en la velada, fue preci-
samente cuando se hizo el festival en Rio Mayo. Ahí me contactó “Cholo” Julián y su señora Brenda para arbitrar las peleas que se hacían en Gobernador Costa. 
- ¿Y cómo viviste la pelea de “Coquito” Bowson arriba del ring?
- Yo la verdad la viví con mucha emoción, me hacía acordar a mis compañeros y con el tiempo yo también fui un trabajador que estuvo con los jóvenes en riesgo y acá se notó la inclusión.
Coquito es un joven ya adulto con sueños, se había preparado junto con su entrenador para hacer dos rounds y eso era emoción pura, en verdad no sé cómo explicar ese momento que viví.
Me pareció bueno lo que hizo “Cholo” y la gente se fue del gimnasio maravillado por lo que hizo “Coco” en el ring.
-¿Fue uno de los momentos más emotivos de tu carrera?
- Si, la verdad que sí. Mirá que tengo años en esto, doce años de carrera como boxeador y llevo casi diez años como árbitro y la verdad que esto me tocó el alma. Se dice que el boxeo es una de las disciplinas más completas para el desarrollo del ser humano, tanto en lo físico como en la concentración y te aseguro que ese sábado 18 de mayo fue uno de mis mejores días.
La gente estaba feliz, todos de pie aplaudiendo la entrada de “Coquito” al ring, yo ya lo conocía porque un par de veces había ido a arbitrar boxeo a Gobernador Costa y nos hicimos amigos. Seguramente “Coco” habrá tenido uno de los días más felices de su vida.
-¿Conocés a otro muchacho con síndrome de down que practique boxeo en la provincia? ¿Está la posibilidad de hacerlo subir al ring a dos personas que tengan esa enfermedad?
-Primero quiero aclararte: es un síndrome, no es una enfermedad (“bien, buen dato”, pensé). No conozco a nadie, pero ojalá haya en otra escuela de boxeo otro chico con síndrome de down, que practique boxeo y que experimenten arriba del ring lo que se siente.
-Arbitraste el sábado un total de once peleas, pero solo hablamos de una de ellas.
-Es cierto, yo creo que nadie se debe acordar ahora de lo que pasó en el resto de las peleas.
-¿Por qué el boxeo, Raúl?
-El boxeo me sacó de un momento difícil de mi vida. El boxeo me encaminó. Las personas que me rodearon me ayudaron a crecer y ser lo que soy hoy en día. Todo lo que hice y hago arriba del ring se lo debo a una gran persona y profesor de Educación Física como lo es Rodrigo Peláez. Él me invitó a ir a un curso de arbitraje en Puerto Madryn, junto con Jorge Aleuy, quien en su momento fue Secretario de Deportes y desde ahí comenzó mi carrera como árbitro.
Mi última pelea como bo-
xeador la tuve a los 31 años y, a partir, de allí empecé a arbitrar fútbol, hasta que me dedique a ser árbitro de boxeo.
-¿Cuantos años tenés? ¿A qué te dedicas?
-Estoy por cumplir 54 años. Soy empleado provincial, trabajo en el hogar de ancianos “Juan Domingo Perón” en el barrio Sargento Cabral y antes trabajaba en el hogar de adolescentes varones.
 

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“El boxeo me sacó de un momento difícil de mi vida”

“Acá se notó la inclusión”, fue lo primero que dijo Raúl Martínez en la noche del sábado en Gobernador Costa. Lo dijo en referencia al combate exhibición entre “Coco” Ringo Bowson y “el Cholo” Julián. Fue el día más emocionante de su vida. Desde hace 10 años se dedica al arbitraje de boxeo y nunca vio tantas lágrimas juntas.


La vida, si está complementada con el deporte, tiene sentido y esto se notó en la noche del sábado en Gobernador Costa. Habrá que felicitar al “Cholo” Julián y a su gente, y habrá que imitar este gesto para que no quede en palabras huecas eso de que el deporte incluye, iguala y socializa.
- ¿Cuándo te convocaron para que estés en la velada del pasado 18 en Gobernador Costa?
- Una semana antes de la pelea me habían convocado para estar en la velada, fue preci-
samente cuando se hizo el festival en Rio Mayo. Ahí me contactó “Cholo” Julián y su señora Brenda para arbitrar las peleas que se hacían en Gobernador Costa. 
- ¿Y cómo viviste la pelea de “Coquito” Bowson arriba del ring?
- Yo la verdad la viví con mucha emoción, me hacía acordar a mis compañeros y con el tiempo yo también fui un trabajador que estuvo con los jóvenes en riesgo y acá se notó la inclusión.
Coquito es un joven ya adulto con sueños, se había preparado junto con su entrenador para hacer dos rounds y eso era emoción pura, en verdad no sé cómo explicar ese momento que viví.
Me pareció bueno lo que hizo “Cholo” y la gente se fue del gimnasio maravillado por lo que hizo “Coco” en el ring.
-¿Fue uno de los momentos más emotivos de tu carrera?
- Si, la verdad que sí. Mirá que tengo años en esto, doce años de carrera como boxeador y llevo casi diez años como árbitro y la verdad que esto me tocó el alma. Se dice que el boxeo es una de las disciplinas más completas para el desarrollo del ser humano, tanto en lo físico como en la concentración y te aseguro que ese sábado 18 de mayo fue uno de mis mejores días.
La gente estaba feliz, todos de pie aplaudiendo la entrada de “Coquito” al ring, yo ya lo conocía porque un par de veces había ido a arbitrar boxeo a Gobernador Costa y nos hicimos amigos. Seguramente “Coco” habrá tenido uno de los días más felices de su vida.
-¿Conocés a otro muchacho con síndrome de down que practique boxeo en la provincia? ¿Está la posibilidad de hacerlo subir al ring a dos personas que tengan esa enfermedad?
-Primero quiero aclararte: es un síndrome, no es una enfermedad (“bien, buen dato”, pensé). No conozco a nadie, pero ojalá haya en otra escuela de boxeo otro chico con síndrome de down, que practique boxeo y que experimenten arriba del ring lo que se siente.
-Arbitraste el sábado un total de once peleas, pero solo hablamos de una de ellas.
-Es cierto, yo creo que nadie se debe acordar ahora de lo que pasó en el resto de las peleas.
-¿Por qué el boxeo, Raúl?
-El boxeo me sacó de un momento difícil de mi vida. El boxeo me encaminó. Las personas que me rodearon me ayudaron a crecer y ser lo que soy hoy en día. Todo lo que hice y hago arriba del ring se lo debo a una gran persona y profesor de Educación Física como lo es Rodrigo Peláez. Él me invitó a ir a un curso de arbitraje en Puerto Madryn, junto con Jorge Aleuy, quien en su momento fue Secretario de Deportes y desde ahí comenzó mi carrera como árbitro.
Mi última pelea como bo-
xeador la tuve a los 31 años y, a partir, de allí empecé a arbitrar fútbol, hasta que me dedique a ser árbitro de boxeo.
-¿Cuantos años tenés? ¿A qué te dedicas?
-Estoy por cumplir 54 años. Soy empleado provincial, trabajo en el hogar de ancianos “Juan Domingo Perón” en el barrio Sargento Cabral y antes trabajaba en el hogar de adolescentes varones.
 

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