Carta del Lector

SOLEDAD DE UNA ESCUELA QUE VE LEJOS UN CONSUELO

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por REDACCIÓN CHUBUT 07/03/2020 - 00.00.hs

 

Sr. Director:
Son las 9 de este jueves 5 de marzo. Le escribo acompañado de un rotundo silencio que reina en todas las aulas de esta institución, del cual soy director. Y me pregunto: ¿Dónde estarán mis 475 estudiantes?, ¿dónde los/las docentes?, ¿dónde las/los porteros?. No quiero buscar responsables de esta  soledad, pero sí como educador y padre de tres niñas y un niño, debo decir que esta soledad ha calado profundamente en el proceso de aprendizaje de mis hijas e hijo, aún teniendo ellos el privilegio de tener un padre que entiende el sistema educativo. No quiero imaginarme el impacto que causó y causará en hijos e hijas de padres que tienen trabajos informales y en algunos casos desocupados y desocupadas. No es un dato menor, señor Director, que entre 2017, 2018 y 2019, mis retoños solamente pudieron recibir 168 días de clases efectivas, es decir, casi menos de un ciclo lectivo de un total de tres. Tengo estos números registrados día por día, mes a mes y año en año. Si no era el agua, era la calefacción, si no era el paro era la falta de docente y etc.
Y me sigo preguntando, ¿Cuál será la causa fundamental de esta soledad?, ¿será sólo la falta de pago de los sueldos en tiempo y forma?, ¿será sólo la falta de garantía de las buenas condiciones edilicias?, ¿será sólo el pago puntual de las partidas de funcionamiento? ¡No!, señor Director. Estoy casi seguro que si mañana el Estado cancela por adelantado los sueldos del 2020, y pone en condiciones óptimas todos los edificios, e inyecta todas las partidas presupuestarias de funcionamiento y cumple con todas las obligaciones habidas y por haber; lastimosamente la escuela seguirá sumida en soledad porque el problema es estructural e ideológico, y ninguno/a de los últimos, de casi media docena de ministros que han pasado por la cartera educativa, han tenido la capacidad intelectual de desnudar todo y poner sobre la mesa LA REALIDAD EDUCATIVA PROVINCIAL. Considero que es hora de mostrar el estado actual del sistema educativo provincial a los docentes, padres, sindicalistas, legisladores, jueces, medios periodísticos, estudiantes, universidades y aceptar la ESCUELA QUE TENEMOS para decidir LA ESCUELA QUE QUEREMOS.
Señor Director, seguramente de aquí a un tiempo se logre conseguir los fondos y se paguen todas las deudas, y «todo vuelva a la normalidad»; pero le aseguro que seguiremos arrastrando las verdaderas problemáticas de la escuela: «deserción», «alto índice de desaprobados», «crisis de aprendizaje», «crisis de valores», «fracaso en las trayectorias universitarias», «desmotivación escolar», etc.; y nadie repara en esto, como si no fuese lo esencial. Digo que nadie sale a hablar del problema real porque no es casual que en estos últimos años de conflicto, tanto gobernadores, ministros/as, diputados, gremialistas, docentes, periodistas, padres, etc; todos y todas al unísono repitieron diariamente hasta el cansancio: «sueldos», «partidas», «edificios», «descuento», «matafuego», «calefacción», etc.; y a ninguno/a se les escuchó realmente debatir públicamente temas de fondo que tienen que ver con la función esencial de la escuela: «transformación social», «procesos de enseñanza, aprendizaje y desarrollo humano», «excelencia académica», «escuela camino de movilidad social», «escuela para la transformación y liberación». Ninguno/a por lo menos balbuceó e instaló un debate, donde se ponga en tela de juicio si hoy nuestra escuela está a la altura de las circunstancias, formando seres libres dispuestos a transformar y lograr un mundo más digno, justo, equitativo. Ninguno/a se atrevió a escuchar que nuestros hijos e hijas nos están gritando que la escuela se quedó en el tiempo y está reprimiendo el surgimiento de sus talentos y sus habilidades, sus nuevas formas de aprendizaje, sus anhelos, sus sueños; extinguiendo de esta manera su motivación por aprender. 
Señor Director, esta soledad de escuela está lejos de ser breve, el daño social, cultural y emocional impactará irremediablemente en la mayoría de los que hoy transitan las aulas escolares. Ni quiero imaginarme qué estarán haciendo en estas horas niños y niñas, adolescentes y jóvenes que en estos momentos tendrían que estar en su escuela, aprendiendo, transformándose para transformar la realidad. No quiero pecar de pesimista porque soy un educador y los que educamos sabemos que la esperanza es nuestra brújula; pero me es necesario afirmar que en las últimas décadas, en nuestro sistema educativo hay un vacío enorme de filosofía educativa. Los procesos y acciones educativas se han divorciado de fundamentos epistemológicos y axiológicos de la actividad humana, por ello, cualquiera se anima a llevar adelante el ministerio: Un contador, un abogado, un biólogo, en fin, cualquiera que solamente tenga la capacidad de generar la caja política partidaria, y muy lejos de lo que reza nuestra Constitución Provincial:
«Artículo 3º.- El Estado Provincial asegura una educación inclusiva como concepción filosófica, política, económica, social y pedagógica, para que todos los ciudadanos ingresen, transiten y egresen de un sistema educativo signado por la equidad y la calidad, independientemente del tipo de gestión estatal o privada, por la que se organice, administre y financie. 
Artículo 4º.- La Educación y el conocimiento son un bien público, y un derecho personal y social garantizado por el Estado Provincial.»  
En fin, señor Director, desde lo personal seguiré educando con esperanza, con la firme convicción de que la escuela es nuestro único camino de liberación de millones y millones de desposeídos, y que no es cierto que «La raíz cuadrada se puede aprender en cualquier momento, la capacidad de luchar no».

 

Dr. Marco Antonio Ramos Velásquez
Docente.

 

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