Regionales

Asombrosa inconsciencia de la humanidad (VII)

Aunque parezca mentira, son innumerables los reactores nucleares construidos en zonas de riesgo sísmico. Japón, Irán, Turquía, Armenia, Estados Unidos poseen centrales en esta situación, revelando la negligencia general en materia de seguridad que impera en la actividad nuclear y que ha saltado a primer plano desde el desastre de Fukushima.

       Es imposible pronosticar los terremotos, pero se conoce muy bien en qué partes del planeta es más probable que sucedan. A mediados de la pasada década hubo averías derivadas de terremotos en varias plantas de Japón. La región de Tokai, al sur de Tokio es donde la presunción es mayor. Justo allí, sobre la confluencia de tres placas tectónicas se encuentra la planta Hamaoka, con cinco reactores. Es una de las peores zonas sísmicas del planeta y se espera un sismo por lo menos de nivel 8 en los próximos 30 años. La población está tan compenetrada del riesgo, que al futuro terremoto le han puesto nombre: "el gran Tokai". Las compañías de servicios públicos, ni los reguladores del sector nuclear, comprenden las posibles catástrofes que acechan bajo el terreno. Todo el archipiélago es sísmico, todas sus centrales están en riesgo.

 

       En 2006, un tribunal ordenó la paralización de la Central Nuclear de Shika, cuando la población local presentó una querella por la preocupación de que la estructura de la central no fuera capaz de soportar terremotos de una magnitud razonablemente previsible en la zona, pero la Agencia de Seguridad nuclear e Industrial invalidó la decisión. ¡Estado irresponsable!

 

       Tokio ha acogido ya varias marchas antinucleares con miles de jóvenes que exigen el cierre de planta de Hamaoka.

 

        En la planicie iraní, quizá la más activa de las zonas sísmicas, hay un reactor operativo que produce el 2,09 % en el total del consumo eléctrico. Las características geológicas del país aconsejaban no instalar plantas, sin embargo… El diario de Teherán en inglés, Kayhan International, en 1977, planteó dudas a propósito de la localización de la planta nuclear. El consorcio alemán, encargado de construir la planta, respondió con la promesa de encargar un estudio especial.  Promesa nunca cumplida; la construcción se llevó a cabo sin comprobación apropiada de los riesgos de terremoto.

 

        Irán se encuentra fuertemente influenciado por su posición política y en permanente riesgo de acciones militares con sus vecinos, es decir que, a las innumerables posibles causas de accidentes, debe agregarse el riesgo bélico. En abril de este año, el país acusó a Israel de atacar una planta nuclear y prometió venganza. Funcionarios iraníes dijeron que el complejo de enriquecimiento de uranio de Natanz, planta de unos 100.000 m2. situada en el centro del país y construida 8 metros bajo tierra, fue blanco del "terrorismo nuclear". Este país, a lo largo del último siglo, ha experimentado más terremotos que cualquier otro; por lo menos un temblor cada día. Desde los años 40, ha sufrido “uno grande” cada década. Oficialmente estos terremotos se cobraron las vidas de 126.000 personas, hirieron a 800.000 más, y dejaron sin hogar a 1,8 millones de personas. Sorprendente e insensato es que el programa nuclear de Irán haya recibido tan poca atención en materia de seguridad y haya menospreciado la fatalidad de un muy probable terremoto 

 

       La situación de Turquía, encima de la falla del norte de Anatolia, hace que sea uno de los países con más actividad sísmica del mundo. En el último siglo ha sufrido 14 terremotos con decenas de miles de víctimas. Durante años se intentó construir una central en Akkuyu, pero debió descartarse ante la resistencia de la población. Poco después del desastre de Fukushima, el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, y el presidente ruso, Dimitri Medvédev, haciendo gala de una insólita intrepidez, reafirmaron su entusiasmo ante el proyecto de construir la planta de Akkuyu, pese a las prolongadas protestas locales y el hecho de que, como explicó un experto turco en energía a The New York Times, el modelo de reactor que quiere utilizarse no cuenta con la aprobación de las autoridades europeas. En marzo de este año avanzaba decididamente en la construcción de la central de 4 reactores. ¿Inconsciencia o irresponsabilidad?   

 

        En Armenia, tras el terremoto de Spitak, debió cerrarse la central nuclear Metsamor, de dos reactores, suministra el 40% de la electricidad del país. Situada no lejos de la capital, Yereván, con 1,1 millones de habitantes, contiene un reactor construido en 1980 de diseño soviético que carece de características de seguridad fundamentales en otros más modernas. La Unión Europea ha dicho que Metsamor es el reactor “más viejo y menos fiable” de los 66 de ese tipo que aún existen.   

 

         El nuevo gobierno independizado, tuvo que reabrir uno de los reactores en 1993, como respuesta al bloqueo económico turco-azerbaiyano. El país no tiene más remedio que mantener las turbinas girando; la población aprendió a sobrevivir sus días oscuros y fríos cuando la planta se cerró durante cuatro años. El cierre definitivo está programado desde años. Debido a retrasos en la construcción y problemas de financiación de la central que debe sustituirla -con un modelo de reactor ruso más nuevo y seguro- no podrá llevarse a cabo próximamente. Los convenios formales de cooperación entre la UE y Armenia, de 2006, 2011, 2016 y 2017, no lograron producir un acuerdo final para el cierre y desmantelamiento de la planta de Metsamor.

 

         Después de Fukushima, la Comisión Reguladora de la Energía de EEUU calculó las probabilidades de que alguno de los 104 reactores del país pudiera sufrir daños críticos a causa de un terremoto. El reactor más peligroso era el número 3 de la central de Indian Point, en el Estado de Nueva York, a sólo 40 kilómetros de Manhattan. Las probabilidades de que su núcleo sufriera daños eran siete veces más que la media nacional. Otras centrales tienen más riesgos sísmicos, pero están construidas para resistirlo. Los reactores de Indian Point no lo estaban. Las angustias de pobladores y autoridades neoyorkinas que venían sufriendo desde 1962, por la existencia de esa Central, finalmente concluyeron en abril de este año cuando definitivamente se cerró el último de sus reactores, antes del plazo programado.

 

 

¡ES INCONCEBIBLE QUE LOS RESPONSABLES SEAN TAN INSESATOS! NO A LA COMPRA DE LOS REACTORES CHINOS NI NINGÚN OTRO.

 

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