Regionales

En busca de un gobierno

Antes que culminara el siglo XVIII, o sea que con anterioridad a la casi simultánea voluntad americana de separarse del dominio español, un científico alemán, el barón Von Humboldt, había propuesto una receta: «menos impuestos, más comercio, mejor gobierno».

Una receta que podríamos aplicar en el siglo XXI, y en nuestro país en particular, con las características de un mundo que ha cambiado en varios aspectos. Pero que, aún con las diferencias que podríamos admitir, nadie estaría en contra que la República se salva con la presencia de un buen gobierno o, por lo menos, con un mejor gobierno que el que nos toca transitar. Y esto de transitar tiene su historia, por cuanto con una mirada retrospectiva podremos advertir que, lamentablemente, hace ya muchos años que damos vueltas en un círculo vicioso que no nos ha dado soluciones ni realizaciones a la esperanza de los argentinos. Pero tener un buen gobierno, o un mejor gobierno, que pudiera satisfacer la expectativa normal y lógica del bienestar para el conjunto social, no es una tarea fácil ni probablemente comprensible para muchos que aspiran a liderar el proceso de transformación. En suma es una tarea que obliga a tener en cuenta principios científicos objetivos y, por otra parte, un plan o política que permita su comprensión y adhesión por la mayoría como expresión democrática. Que los argentinos estamos mal, y no sólo por la pandemia, surge de estadísticas oficiales. Nuestra pobreza es un ejemplo de ello. Y digo que es nuestra pobreza por cuanto en una sociedad, donde casi el 50% de su población se encuentra por debajo de la línea de la subsistencia, su proyección es una realidad mucho mayor. La pobreza estructural se extiende hasta en la «opinión», incorporando no solo a los agentes oficiales, sino a todos aquellos que pretenden liderar desde la política la búsqueda de la salida que no pueden encontrar. La pobreza es el laberinto y para superarlo hay que conocer su única salida. Es muy difícil encontrarla? Volvamos a Humboldt. Hoy al gobierno lo confundimos con el Estado. Conceptualmente diferentes, pero es el gobierno quien lo hace funcionar. La pobreza que nos ofrece es alarmante. No cumple con sus obligaciones, como ejemplo es lamentable lo que pasa con nuestros jubilados en la provincia que dependen de los esquemas financieros, nunca debidamente aclarados por los gobernantes. La educación, que hoy debiera estar en plena actividad, no solamente en el acto pedagógico, sino en la aplicación de un programa que ofrezca oportunidades laborales y capacitaciones en temas prioritarios, como tecnología y técnicas para emprendedores, que puedan esas ideas recorrer el mundo y exportar conocimiento. Hoy no existe. La pobreza que nos ofrece es dolorosa. Y en el plan de inversiones, convocar al capital nacional o al extranjero, en rubros que permitan el lanzamiento de un programa de desarrollo, no sólo de aquellas actividades que permitan generar valor y divisas para incentivar el empleo, sino para demostrar cómo importa la cultura del trabajo, en un pueblo que se pretende acostumbrar a la pobreza de la dádiva. Tampoco aparece. 
En suma, celebramos un nuevo aniversario de nuestra independencia, la que seguramente fue aprovechada para llenar de palabras a los discursos, hoy electoralistas, pero que encontrara a los ciudadanos en una actitud de desgano y desconfianza que, se agregará, a la ya realidad sufriente de una situación que no nos merecemos.
Somos un pueblo que tardó mucho tiempo entre declarar su independencia y darse una constitución que englobara la unidad nacional. Somos un país que supo con sus representantes llegar al objetivo del Estado Constitucional de Derecho. Pero ese derecho y esa norma fundamental, desde la cúspide del gobierno y del poder no se respetan. Lo único que observamos es la pobreza de la pobreza. ¿Llegará el tiempo de la independencia y de la libertad para ser autónomos? Entiendo que sí, y que lograremos un mejor gobierno, menos impuestos y un plan de desarrollo que considere la cultura del trabajo, para beneficio de toda la comunidad. La única forma que se derrota la pobreza es creando entre todos riqueza.
 

 

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