Fin de Semana

Lo que nació como un pasatiempo se convirtió en un oficio

Ricardo Díaz de Quintana, un hombre oriundo de Rawson que le “encanta enseñar”, aquello que comenzó como un pasatiempo se convirtió en un trabajo. Hace más de diez años comenzó a dictar talleres de Orfebrería en el Centro Cultural de Trelew. Según él, “tuvo la suerte de tener muchos alumnos que desean aprender”. EL CHUBUT se acercó a conversar con el tallerista.

por Adriana Aguirre 04/09/2021 - 11.18.hs

-¿Cómo comenzaste a dar clases?

 

Hace más de diez años que trabajo en cultura, todo comenzó en una feria que se hizo en Epuyen, vieron mi trabajo, les gustó y me preguntaron si no quería dar clases, enseñar. Yo tuve la mala suerte de comenzar solo y, cuando es así, cuesta más. Es un camino más largo que cuando tenés alguien que tiene idea y que sabe, se te acortan los caminos.

 

Me encanta enseñar, toda la vida me gustó. Es más, cuando las personas quieren aprender algo, o no tienen las herramientas, van a mi casa. Esto lo hago como un pasatiempo, ya que trabajo en la parte administrativa de la Policía, pero no deja de ser una entrada mensual, por supuesto.

 

¿Cómo fueron los primeros tiempos?

 

Comencé a dar clases acá y tuve la suerte de tener muchos alumnos, tenemos mucha buena onda entre todos, somos como una familia. Desde hace años que alrededor de 25 alumnos finalizan el taller conmigo.  Cuando se inscriben son muchos casi 50 pero cuando lo que tienen que comprar y lo que sale, vienen un día o dos y no vienen más.  Sin embargo, en esto tenés que aquello que producís lo podés vender y comprar los materiales, si lo haces como hobbie.  Ahora si uno pretende empezar para luego sea un trabajo cuesta un poco más, como todo.

 

¿Cómo fueron tus inicios en este oficio?

 

Desde hace veinte años comencé haciendo cosas con madera y me di cuenta que yo hacía cosas demasiado caras y no la podía vender. Entonces ahí me dedique a las artesanías porque era lo más salida tenia. Lo que más hago sus pulseras, anillos, colgantes, rebenques, hebillas, entre otras cosas.

 

¿Por qué la Orfebrería?

 

Yo trabajé 25 años en la panadería que era de mi viejo, luego me fundí y, casado y con cuatro hijos, así que tenía que hacer algo. Siempre tuve habilidad con las manos, siempre me gustó trabajar, pero cuando vos tenés un comercio no te dedicas completamente a eso. En los ratos que no tenía que hacer nada, me dedicaba a eso.  Me fundí, mi señora trabajaba como docente y yo tenía una nube en la cabeza ‘¿Qué hago ahora?, esto es lo único que se hacer’, pensé.  Y ahí comencé mis trabajos con la madera, hacia cofres, mezclaba mucho la madera con el hierro, por ejemplo. Después hablando con un artista le dije que quería comenzar a trabajar en metal y así comencé.  Me iba desde Rawson a Madryn en ese tiempo a comprar mis materiales, aprendí todo solo, me costó muchísimo…

 

 ¿Cómo son tus clases?

 

Acá uno hace lo que quiere porque esto no está escolarizado. Los alumnos vienen y me dicen ‘quiero hacer esto, bueno vamos hacerlo’. Me encanta cuando vienen con esos desafíos y más me gusta cuando no lo sé hacer porque lo aprendo también. Yo enseño todo porque para mí tiene más valor que te pregunten a vos con quién aprendiste en lugar de no enseñarte y tener todo guardado, para qué.

 

 

Ricardo comentó que él no estudió, pero tiene mucha paciencia para enseñar y su pasión es ver como sus alumnos le muestran lo que aprendieron y lo plasman en “las chapas”. Realmente para él eso “no tiene precio”. Además, aquellos a partir de 16 años que quieran inscribirse en el taller dictado por Ricardo Díaz de Quintana pueden acercarse al Centro Cultural de Trelew los lunes, miércoles y viernes de 17 a 21 horas.

 

 

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