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Denis Krieger y el vóley en Paso del Sapo
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Denis Krieger y el vóley en Paso del Sapo

Desde la pequeña localidad de la meseta chubutense, de tan solo 500 habitantes, surgen Las Leonas, equipo que entrena Krieger y que con gran esfuerzo disputa la Liga Esquelense.

Por REDACCIÓN SUPERDEPOR

Cada victoria se festeja doble. Es que el esfuerzo es descomunal. Es la única delegación que para llegar a Esquel tiene que hacer 150 km de ripio. La pasión es lo único que los mueve. No hay otra cuestión. Es la pasión por representar a un pueblo tan pequeño.

Es cierto que todos hacen un gran esfuerzo en este deporte netamente amateur que es el vóley, pero que un equipo en este caso de mujeres de Paso del Sapo esté en la máxima categoría de la Liga Esquelense es por demás meritorio.

Paso del Sapo es una pequeña localidad de la meseta chubutense de tan solo 500 habitantes y desde ese lugar surge Las Leonas, equipo que hoy por la tarde jugará su permanencia en la Divisional A del Voley Femenino.

Claro que Denis Krieger, quien hace 16 años trabaja en esa pequeña localidad, es capaz de sacar diamantes entre las piedras y este equipo, que a veces tienen sus vaivenes, es producto del compromiso, del trabajo y la dedicación. 

“AMO PASO DEL SAPO, HACE 16 AÑOS QUE TRABAJO ALLÍ”

El cuento dice que había una vez un muchacho alto y rubio, de Trevelin, que le salió una suplencia para trabajar durante un mes en una perdida localidad de la meseta chubutense.

La profesora titular nunca apareció (menos mal) y para Denis Krieger fue descubrir un lugar ideal para desarrollarse como docente, para formar su familia y criar a sus tres hijos.

Esto fue hace 16 años, cuando Paso del Sapo era una pequeña aldea, no mucho menos que ahora.

De allí surgió Lucas Ancaten, a quien Denis lo conoció cuando tenía solo 9 años.

“A Lucas no le gustaba ningún deporte y conmigo se enganchó en el Atletismo, más precisamente en Lanzamiento de Jabalina”.

Muchos ya conocen la historia. Fue ganador de los Juegos Evita y Subcampeón Sudamericano Escolar en Colombia.

De Paso del Sapo a Colombia. Gracias a Dios, gracias al esfuerzo del pibe y sobre todo gracias al esfuerzo y compromiso de Denis Krieger, quien no tienen ningún empacho en decir que “ama Paso del Sapo” y que “no sería capaz de trabajar en otro lugar”. 

EN LA MESETA HAY MUCHO TALENTO QUE SE TERMINA PERDIENDO

Denis Krieger tiene una costumbre. Meter la mano en el bolsillo y llevar a los chicos adonde sea. No quiere quedarse en una esquina llorando porque el talento que pasa cerca de sus narices se pierde en el camino.

Él es capaz de torcer ese destino y que ese talento no se pierda, no se esfume.

El ejemplo de Lucas Ancatén es el más emblemático. Lo tuvo de chico en el atletismo y aunque a Lucas el deporte no le llamaba la atención, encontró en el lanzamiento de jabalina su ventana al mundo.

Comenzó tirando jabalina en Paso del Sapo, al igual que Feliciano Perdo. Siguió tirando jabalina en los Nacionales Evita de Mar del Plata. Luego fue a Colombia donde en Bogotá se coronó Subcampeón Sudamericano Escolar. Vivió algunos años en el CENARD y tuvo la suerte de compartir vivencias con el recordado Brian Toledo.

Y todo eso ocurrió porque Denis Krieger no se quedó llorando en un rincón.

Claro que a veces a situaciones que a uno “lo sacan”. En Gualjaina hay un chico de tan solo 15 años que mide 1.90 mts.
Una bestia.

Se llama Daniel Rosas y era impensado que no tuviese la posibilidad de que sea visto por los entrenadores del Seleccionado Provincial de Voley.

Un diamante en bruto perdido en la meseta. Y además había un chico de Gastre que ama el vóley y la madre pidió que le den la posibilidad de jugar y disfrutar de lo que tanto ama, el deporte.

Y Denis los recolectó a todos y se los llevó a Rawson, lugar “donde se cocina todo”, parece.

Y no se quedó callado. Les hizo saber a los de Chubut Deportes que la única manera de tener un equipo netamente “federal” es conocer cada uno de los rincones de la provincia y darles a todos la posibilidad de jugar y de desarrollarse.

Con recurso todo es más fácil, sin recursos lo poco o mucho que se consiga es doblemente festejado.

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Denis Krieger y el vóley en Paso del Sapo

Desde la pequeña localidad de la meseta chubutense, de tan solo 500 habitantes, surgen Las Leonas, equipo que entrena Krieger y que con gran esfuerzo disputa la Liga Esquelense.

Cada victoria se festeja doble. Es que el esfuerzo es descomunal. Es la única delegación que para llegar a Esquel tiene que hacer 150 km de ripio. La pasión es lo único que los mueve. No hay otra cuestión. Es la pasión por representar a un pueblo tan pequeño.

Es cierto que todos hacen un gran esfuerzo en este deporte netamente amateur que es el vóley, pero que un equipo en este caso de mujeres de Paso del Sapo esté en la máxima categoría de la Liga Esquelense es por demás meritorio.

Paso del Sapo es una pequeña localidad de la meseta chubutense de tan solo 500 habitantes y desde ese lugar surge Las Leonas, equipo que hoy por la tarde jugará su permanencia en la Divisional A del Voley Femenino.

Claro que Denis Krieger, quien hace 16 años trabaja en esa pequeña localidad, es capaz de sacar diamantes entre las piedras y este equipo, que a veces tienen sus vaivenes, es producto del compromiso, del trabajo y la dedicación. 

“AMO PASO DEL SAPO, HACE 16 AÑOS QUE TRABAJO ALLÍ”

El cuento dice que había una vez un muchacho alto y rubio, de Trevelin, que le salió una suplencia para trabajar durante un mes en una perdida localidad de la meseta chubutense.

La profesora titular nunca apareció (menos mal) y para Denis Krieger fue descubrir un lugar ideal para desarrollarse como docente, para formar su familia y criar a sus tres hijos.

Esto fue hace 16 años, cuando Paso del Sapo era una pequeña aldea, no mucho menos que ahora.

De allí surgió Lucas Ancaten, a quien Denis lo conoció cuando tenía solo 9 años.

“A Lucas no le gustaba ningún deporte y conmigo se enganchó en el Atletismo, más precisamente en Lanzamiento de Jabalina”.

Muchos ya conocen la historia. Fue ganador de los Juegos Evita y Subcampeón Sudamericano Escolar en Colombia.

De Paso del Sapo a Colombia. Gracias a Dios, gracias al esfuerzo del pibe y sobre todo gracias al esfuerzo y compromiso de Denis Krieger, quien no tienen ningún empacho en decir que “ama Paso del Sapo” y que “no sería capaz de trabajar en otro lugar”. 

EN LA MESETA HAY MUCHO TALENTO QUE SE TERMINA PERDIENDO

Denis Krieger tiene una costumbre. Meter la mano en el bolsillo y llevar a los chicos adonde sea. No quiere quedarse en una esquina llorando porque el talento que pasa cerca de sus narices se pierde en el camino.

Él es capaz de torcer ese destino y que ese talento no se pierda, no se esfume.

El ejemplo de Lucas Ancatén es el más emblemático. Lo tuvo de chico en el atletismo y aunque a Lucas el deporte no le llamaba la atención, encontró en el lanzamiento de jabalina su ventana al mundo.

Comenzó tirando jabalina en Paso del Sapo, al igual que Feliciano Perdo. Siguió tirando jabalina en los Nacionales Evita de Mar del Plata. Luego fue a Colombia donde en Bogotá se coronó Subcampeón Sudamericano Escolar. Vivió algunos años en el CENARD y tuvo la suerte de compartir vivencias con el recordado Brian Toledo.

Y todo eso ocurrió porque Denis Krieger no se quedó llorando en un rincón.

Claro que a veces a situaciones que a uno “lo sacan”. En Gualjaina hay un chico de tan solo 15 años que mide 1.90 mts.
Una bestia.

Se llama Daniel Rosas y era impensado que no tuviese la posibilidad de que sea visto por los entrenadores del Seleccionado Provincial de Voley.

Un diamante en bruto perdido en la meseta. Y además había un chico de Gastre que ama el vóley y la madre pidió que le den la posibilidad de jugar y disfrutar de lo que tanto ama, el deporte.

Y Denis los recolectó a todos y se los llevó a Rawson, lugar “donde se cocina todo”, parece.

Y no se quedó callado. Les hizo saber a los de Chubut Deportes que la única manera de tener un equipo netamente “federal” es conocer cada uno de los rincones de la provincia y darles a todos la posibilidad de jugar y de desarrollarse.

Con recurso todo es más fácil, sin recursos lo poco o mucho que se consiga es doblemente festejado.

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