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No ingresar: peligro de derrumbe

Tal el aviso de catástrofe en el edificio de la Gobernación del Chubut, con motivo de los hechos vandálicos que desembocaran en una serie de incendios en edificios públicos y privados y que a la fecha no tiene imputados, ni dictada ninguna prisión preventiva, por parte de la justicia. Los hechos de gravedad extrema, no obstante, han recibido rápidas respuestas del Estado. La declaración de inutilidad de expedientes de causas penales, entre ellas concernientes a presuntos delitos de corrupción y el rápido embellecimiento del edificio donde funcionaba el Poder Ejecutivo, que se encuentra rodeada de carteles, donde se anuncia un peligro de derrumbe.

No obstante el cuidado que debieron haber tenido los operarios encargados de la tarea, es de suponer que, de producirse el preanunciado derrumbe o la reparación integral, quedará todo en la nada y habrá que hacer el trabajo nuevamente con lo que implica una reiterada erogación del presupuesto provincial. Esta rápida reacción, que han tenido seguramente ministros, secretarios de estado o el propio gobernador, no se compadece con la lentitud en la reparación de edificios escolares que, a pocos días del inicio del ciclo lectivo, todavía nos sorprenden con las limitaciones y deterioros de algunas escuelas. Alguien debería dar explicación. 

 

Podría ser el ministro de Gobierno, doctor Cristian Horacio Ayala, en su carácter de ministro Ad-Honorem (Decreto 05 de enero de 2022 y publicado en el Boletín Oficial el 06 del mismo mes y año), lo que nos permitiría tener un detalle riguroso de los contratos y el motivo del apuro en la realización. Evidentemente lo que se ahorra por un lado, un ministro que no percibe remuneración, se malgasta por el otro. Una verdadera pena.

 

Esto me recuerda una anécdota personal que viví en Berlín en el año 1977. En una rápida visión de los alrededores de la estación de trenes, por cuanto debía salir de la entonces Alemania Oriental en 24 horas, me encontré con una iglesia que había sido bombardeada y quemada en la segunda guerra mundial. Al lado ya se había levantado una nueva iglesia pero aquella quemada había sido dejada para demostrar la barbarie que significaban los actos de la guerra. Las anécdotas nunca generan principios pero sorprende como en esta provincia todo se ha querido borrar rápidamente. 

 

Da la sensación como si el silencio se impusiera sobre los distintos problemas que aquejan a los chubutenses. Podemos entender que el ciudadano abrumado por las cuestiones económicas se encierre sobre sí mismo para ver como puede salvar lo suyo pero esta conducta, que puede ser razonable por ya no saber a quien acudir o confiar, no puede llegar a lo institucional, a la dirigencia que hoy nos gobierna o a aquellos que pretenden gobernar y ya hoy se candidatean aunque sea indirectamente. La provincia del Chubut nunca ha estado tan huérfana de un plan de desarrollo como se encuentra en estos momentos. Aparecen ciudades estados, que significa un proceso de desintegración provincial, sin que exista una programación del todo. Los millones van y vienen pero sin ninguna planificación y pasamos de no poder resolver los detalles a proyectos faraónicos que nunca podrán ser realizados. 

 

Tenemos una riqueza potencial incalculable pero se necesita inversión y trabajo. Lamentablemente no se promociona lo primero, solo se declama, y se desalienta lo segundo. El ejemplo claro es Trelew. Pero creo que seríamos miopes si solo miramos lo que nos pasa cuando en toda la provincia, padres, alumnos y docentes, sobre el inicio del ciclo lectivo, no se sabe si quedaremos en el libro de la historia por la despreocupación en la educación, sin medir todas las consecuencias que se pagarán en el futuro. Con todo lo que nos pasa y frente al accionar del gobierno creo que mejor que colocar el cartel en la Casa de Gobierno sería colocarlo en Arroyo Verde.
 

 

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