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​​​​​​​La energía nuclear afecta al ambiente | 4ta. parte

Como anticipáramos en la 3ra. parte de esta serie de notas en la que ponemos de manifiesto la afectación ambiental que produce la energía nuclear, veremos ahora cómo afectaron al ambiente algunas instalaciones nucleares y un accidente nuclear poco conocido.

    

       La contaminación radioactiva suele ser resultado de manipulación inadecuada de sustancias nucleares. La utilización de energía nuclear constituye un peligro latente de contaminación, tanto para el hombre, como para su ambiente.

 

      El mal uso de los elementos atómicos y sus desechos han puesto en peligro a poblaciones enteras en varios lugares del planeta.

 

      Los efectos nocivos de la radioactividad son acumulativos. Una exposición mínima pero continua, se convierte en peligrosa después de cierto tiempo, lo que puede ser fatal para el ser humano y demás seres vivos.

 

Los Faros de Rusia

 

      Antes del desarrollo de la tecnología aplicada a la navegación, los barcos que surcaban las costas más remotas e inhóspitas del norte de Rusia, desde Múrmansk hasta el estrecho de Bering, cruzando parte de la ruta el círculo polar ártico, debían guiarse con las luces de faros costeros.

 

      Gran parte del año esas costas están completamente a oscuras, congeladas y cubiertas de nieve, siendo prácticamente inaccesibles. Por tal motivo el gobierno ruso puso en marcha la idea de alimentar las luces de 132 faros a lo largo de 8.000 kilómetros de costas, con grandes baterías termonucleares que los abastecían de energía constante con una mínima intervención humana. Hoy en día, la navegación se ha simplificado con los sistemas GPS que hasta la década de 1980, no existían. El primer satélite del GPS ruso fue puesto en órbita recién en 1982.

 

       Con la caída de la Unión Soviética, los faros, que habían dejado de ser necesarios, no recibían mantenimiento alguno. No había presupuesto para desmantelarlos debidamente así que quedaron tal cual, abandonados con sus mini reactores nucleares cargados de combustible, librados a merced de saqueadores.  

 

       Los ladrones no entendían o ignoraban las señales de advertencia del riesgo por materiales radiactivos. En algunos casos intentaron arrancar piezas de los mini reactores, exponiendo el núcleo al aire, comenzando a esparcir altos niveles de contaminación radioactiva, con estroncio 90, lo cual produjo que la zona donde se encuentran localizados sea una amenaza silenciosa para todo aquel que se acerque, humano o animal. Hay turistas que llegan hasta alguno de esos faros.

 

        El faro nuclear abandonado de Navarinsky sigue tal cual lo dejaron. El generador termoeléctrico de radioisótopos tiene los cables pelados pero el faro seguió funcionando hasta agotar la carga de combustible.

 

El faro abandonado del cabo Aniva, en la punta sur de la isla Sakhalin, justo enfrente de Japón

 

El faro de Navarinsky en Chukotka, abandonado en el estrecho de Bering.

 

       Los faros nucleares saqueados seguían siendo peligrosos pasados 30 años de haberse abandonado.

 

Sellafield, Reino Unido

 

       Sobre las costas occidentales de Inglaterra se encuentra el bellísimo condado de Cumbria, el cual fue testigo silencioso de uno de los accidentes nucleares más grandes de la historia luego del de Chernobyl. Por los años cincuenta, se hallaba en total funcionamiento la planta nuclear de Windscale, la cual, a diferencia de otras plantas nucleares, no estaba refrigerada por agua sino por aire proveniente del exterior.

 

      El 10 de octubre de 1957, se produjo el peor accidente nuclear en la historia de Reino Unido, de una magnitud de nivel 5 de un máximo de 7 en la Escala Internacional de Accidentes Nucleares.

 

      Los dos reactores habían sido construidos de forma apresurada como parte del proyecto de fabricación de la bomba atómica británica.

 

      ​ El accidente ocurrió cuando el núcleo de la unidad 1 se incendió, liberando sustanciales cantidades de contaminación radiactiva en la zona que lo rodeaba. El fuego habría sido descubierto luego de cuarenta y dos horas de haberse producido. La contaminación alcanzó a los desprevenidos pobladores y animales de la zona.

 

       Especialmente preocupante en ese momento resultaba el isótopo radiactivo yodo-131, que puede causar cáncer de tiroides. Con posterioridad, se estimó que el incidente causó 240 muertes adicionales debido al cáncer.

 

     ​ Nadie fue evacuado. La leche producida en una zona de aproximadamente 500 km² alrededor del accidente, fue destruida durante aproximadamente un mes.

 

Planta de Windscale

 

       Luego del desastre, el reactor fue enterrado bajo una gran superficie de cemento y el lugar fue rebautizado como Sellafield.  (Fuente Chris Eaton   Storm Clouds over Sellafield).

 

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