Regionales

¿Y si hacemos una auditoría?

Hoy estamos frente al anuncio del Intendente de Trelew referido al adelantamiento de las elecciones municipales. Esta fecha, que será tratada por el Concejo Deliberante próximamente, ya ha generado opinión de varios de aquellos habitantes que, en las condiciones que establece la Carta Orgánica de la Ciudad, pretenden ocupar las funciones, representando al pueblo de Luis en los próximos años, intentando cambios sustanciales. Por lo menos hasta ahora en los anuncios.
 

Independientemente de los procedimientos internos de los partidos políticos, o de las coaliciones electorales y/o de gobierno, existe, por las opiniones vertidas, una clara concepción que a la ciudad de Trelew le han tocado en el pasado reciente políticas que han deteriorado ostensiblemente la vida de los vecinos. Han dejado prácticamente en el olvido aquel slogan de «la mayor progresista del sur argentino». Respecto a esta situación algunos políticos han sido muy claros y directos, con calificativos muy duros. A cualquier vecino, no le pueden parecer desacertados. Observando las características del entorno, el mal trato dado a las sencillas o complejas tareas que demanda toda una gestión municipal: su limpieza, el estado de sus calles, plazas y lugares de esparcimiento público, transporte público y en fin la planificación del conjunto urbano. También la falta de oportunidades para las inversiones que generen trabajo privado, por falta de políticas adecuadas lo que, a la postre ha significado un aumento permanente de ayuda social por parte del Estado Municipal sin solucionar los problemas de fondo. Ni que hablar de cuestiones de seguridad, como se ha expresado por alguno de los precandidatos. La falta de orden y de la adecuada prestación de los servicios públicos, de lo cual el Municipio es el poder concedente a instituciones intermedias o asociaciones, como por ejemplo las cooperativas que, independientemente de los acuerdos que puedan mantener con sus respectivos proveedores, no han modernizado la prestación de los servicios y prácticamente se han manejado sin control. En algunos casos haciendo pagar al contribuyente lo que no le correspondería en la realidad si, por ejemplo, observamos el servicio de agua y cloacas o los acuerdos con sus acreedores. En fin una ciudad cuestionada en su devenir administrativo y de gestión que se pretende modificar, en palabras de aquellos que conforman equipos de trabajo nuevos o con antigüedad y se consideran capaces de revertir la situación.
Ahora bien, si esa es la intención y observamos la Carta Orgánica Municipal, que enfáticamente sostiene, «debe promoverse la participación de los vecinos en los asuntos públicos como idea central del régimen democrático», habría que actuar en consecuencia. Que se debe velar por la correcta prestación de los servicios que originariamente corresponde al Municipio, y que si bien es cierto compete a organismos municipales, como el tribunal de cuentas inspeccionar y auditar las dependencias, no es menos cierto también que le otorga a los vecinos la posibilidad de proponer una iniciativa que en este caso concreto sería, entiendo como posible, la de realizar una auditoría municipal en todas sus dependencias. Sobre esta medida deberían estar de acuerdo, creo, todos los partidos políticos y debería llevarse adelante con participantes totalmente independientes. En este momento se me ocurre, por ejemplo, el Consejo Profesional de Ciencias Económicas o la Universidad de la Patagonia, pero que tendría como condición que toda actividad realizada en el transcurso de la misma debería contar con la condición de ad-referendum. Teniendo en cuenta que la elección se realizaría en el mes de abril y el gobierno debería entregarse en el mes de diciembre de 2023, seis meses sería tiempo suficiente para arribar a las conclusiones y, de esa forma, tener un nuevo gobierno con un panorama claro y transparente. Hasta se me ocurre una idea que creo descabellada: no debería existir gobierno, de todo nivel que no entregara su gestión previa auditoría, controlada por la población, dado que en última instancia los funcionarios no son más que nuestros representantes.

 

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