Regionales

El retorno a la Edad Media

Podríamos sostener que nuestra provincia ha tenido en los últimos tiempos una práctica, desde el poder gubernamental, que en lugar de hacerla avanzar para el bienestar de sus habitantes ha padecido políticas que se imponían por la voluntad de una sola persona o por mayorías que no tenían ningún reparo en dejarse conducir por la determinación del líder. 

Por «ser hombre de» o por obediencia partidaria, la crisis también llegó a la crítica y la pasividad le fue ganando al debate. Lamentablemente estas acciones generaron escuela, y es por eso que hoy es muy común escuchar, de la boca de nuestro gobernador, que él entiende que la provincia es «soberana», dentro de un país federal. Pero creo que el colmo de esta teoría que mira hacia el pasado, puede resumirse en el último decreto emanado del Poder Ejecutivo que, prácticamente, pretende construir un muro en Arroyo Verde, al mejor estilo tramspiano, para poder expulsar a todos aquellos extranjeros que, aún con procesos penales no terminados o con antecedentes, pretendan ingresar y habitar o transitar por el suelo chubutense. Ahora bien, si como decía un filósofo contemporáneo: «estamos en el tiempo y el tiempo nos hace de tal modo que sólo entonces podemos estar verdaderamente presentes en el presente, al estar abiertos al porvenir y al mantener con el pasado una relación que no es ni de repetición, ni de rechazo» nuestros actuales gobernantes son una excepción y se han escapado del tiempo. Porque la única forma de poder entenderlo es que se pretenda retornar a las prácticas de la Edad Media donde, el señor feudal, tenía el derecho de imponer el destierro, más allá de imponer la muerte, de aquel que considerara fuera de la ley. 
El único que se le atrevía a contradecirlo podía ser Robin Hood, quien robaba para los pobres, aún cuando hoy la realidad demuestra que ser gobierno importa para muchos funcionarios ser ricos y robar para ellos mismos. De otra forma no se explican las causas penales en trámites tanto a nivel provincial como nacional. 
El decreto 136 dictado por el Gobernador es un horror jurídico que no solamente modifica el Código Procesal Penal sino también los mandatos de la Constitución Provincial y los Tratados Internacionales que, precisamente, nuestro Código Procesal rescata en su artículo 1ro. Estas ideas que destruyen la creación, llámese Estado Constitucional de Derecho o la Declaración de los Derechos Humanos y que nos retrotraen a un pasado autoritario debiera merecer un análisis serio que se encuentre a tono con la necesidad de combatir el delito que es de acto y no de autor dado que, de otra forma, podríamos rápidamente caer en prácticas discriminatorias y racistas que no son las que hoy nos deben motivar. El principio de inocencia no es una conquista provincial ni nacional sino que tiene aspiración universalista que debe ser respetada. Para prevenir el delito están las fuerzas monopólicas que tiene el Estado y para reprimirlo, de acuerdo a las leyes dictadas con anterioridad a los hechos, se encuentra el Poder Judicial que es el que debe actuar de acuerdo a su jurisdicción y su competencia.
Es lamentable, pero las organizaciones intermedias o profesionales, llámense Colegios de Abogados, por ejemplo, o la propia organización judicial se adaptan a lo que se les da. No hace mucho tiempo atrás en Puerto Madryn el propio poder judicial había determinado que las autoras de un hurto no pudieran ingresar más a la ciudad sea por tierra, mar o por aire. ¿Se entendía a la ciudad como ciudad Estado? ¿Hoy entendemos a la provincia como un territorio feudal? ¿Acaso pretendemos negociar el delito y sus consecuencias?
Creo que se impone la corrección de tales prácticas dado que no todo lo racional es real ni todo lo real es racional (pensamiento filosófico de Hegel) y deberían ser derogadas aquellas disposiciones, rompiendo la pasividad con la que cotidianamente nos encontramos y buscando mejores acciones para el futuro. En ese futuro donde la imaginación está obligada a actuar pero en una actividad creativa y superadora. Creo que los nostálgicos del pasado solo deberían ser espectadores de una buena película o serie de época. Las cruzadas, tal como las conocemos por la historia, ya pasaron y su singularidad no se repetirá. 

 


 

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