Regionales

Una fórmula adecuada para gobernar

Por efecto del procedimiento que la democracia ha impuesto estamos en días de definiciones. Por fin tenemos los nombres de aquellos que serán encontrados en las boletas electorales y podremos todos los ciudadanos optar y elegir quienes van a representar nuestros intereses, los próximos cuatro años, en nuestro país.

Nuestras aspiraciones y nuestras esperanzas. Creo, por otra parte, que se acentúa el fenómeno del candidato, en detrimento de los partidos políticos tradicionales, como los conocíamos hasta hace poco tiempo atrás. Pero teniendo en cuenta nuestro pasado, que no es precisamente virtuoso en cuanto a los resultados para la ubicación en el mundo, lo que es una injusticia, es de esperar que estemos en presencia de un embrión cuya concepción modifique explícitamente una realidad que nos preocupa. 
En la historia no existen leyes, nadie puede asegurar que dadas determinadas causas el futuro será de tal o cual forma. Hay quienes sostienen que los historiadores no suelen dar una imagen estricta del pasado y solo conectan los datos que convienen para hacer creer que hay una evolución o que hay un rumbo predeterminado; que dejan en el olvido las marchas y las contramarchas para no alterar el sentido histórico del mundo ya determinado. Lo cierto es que una observación detallada nos hará pensar otras cosas y sostener, enfáticamente, que no hay ley alguna que pueda hacer vislumbrar el futuro.
Por otra parte creo que nadie pondrá en duda que, si no hay leyes, por lo menos hay tendencias y al existir éstas nos pueden generar una luz sobre el futuro posible. En ese camino entiendo que nuestro presente desmantela la ecuación pendular del peronismo como movimiento y, por otro lado, se convierte en hilachas aquel pensamiento que imponía al peronismo como titular de reivindicaciones sociales y al enfrentamiento feroz, no sólo ideológico sino de piel, que podía existir entre algunos que militaban en distintos partidos políticos. 
Si la Argentina necesitaba recomponer el consenso, por lo menos las circunstancias actuales lo están imponiendo. El que no lo quiera entender quedará fuera del campo de juego que no es otro, como lo manifestara el instituido como candidato a vicepresidente por Juntos por el Cambio, Miguel Pichetto, que el capitalismo. Hoy éste debe imperar atendiendo a todos los sectores y clases sociales en un desarrollo, no sólo económico, sino en una directa realización humana. Esta idea, que implica mejor educación, mejor salud, mejor seguridad y mejor justicia, también significa gobernabilidad y mejorar y fortalecer nuestras instituciones. Es fundamental entender que si no hay inversiones en los sectores productivos es imposible efectuar la apertura de fuentes de trabajo. Que éste, el trabajo, es el remedio adecuado para curar el espíritu de tantos argentinos que, habiendo perdido el valor del mismo, no pueden sanar las heridas de la angustia, de la falta de solidaridad, del ocio creativo y de tantas actividades que le puedan contribuir a realzar la libertad.
 Por todo ello la Argentina debe continuar por el camino que le permita reforzar no sólo la creación de riqueza, esto es poner en valor todo su potencial agroindustrial, sus posibilidades de explotación de gas y petróleo cuyo autoabastecimiento está perdido desde hace años y la explotación de sus minerales diseminados por todo su territorio. Fundamentalmente la energía, para hacer viable la industria, el turismo, la pesca y todos los emprendimientos que la tecnología moderna hoy permite apreciar con envidia sana en otros países y desconocida en el nuestro. La falta de conectividad no sólo no nos permite utilizar con eficacia plena internet y los medios de comunicación, sino poder llegar con la alimentación adecuada a todos los rincones de nuestro país, cuando tenemos capacidad para poder hacerlo. 
Hoy tenemos las nuevas fórmulas para gobernar. De nosotros depende mirar el futuro sin leyes. Nadie  nos lo puede asegurar, pero sí tenemos un pasado al que podemos revisar, donde la corrupción debe ser analizada, investigada y sancionada para poder sostener también aquí, como en otras materias, el nunca más. Obtener en libertad la posición que adoptemos nos hará llegar a las elecciones siendo los responsables de la fórmula que represente nuestro pensamiento. 

 

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