Puerto Madryn

Detrás de las Palabras

PORQUE HOY ES HOY. Nuestros días hoy han cambiado de color, de atuendo, tal vez podríamos decir que se han travestido, algo se ha encubierto en su ropaje, algo desconocido, del orden de lo inasible y todo aquello que se invisibiliza nos genera inquietud, temor, y nos acecha bajo la forma de la amenaza, es entonces que nos calzamos la investidura del miedo, porque han quedado muy atrás aquellos tiempos en que combatíamos a los fantasmas envueltos en las sábanas de la noche…

Y uno deja en parte de ser quien era, no tiene claro cómo ponerse, dónde ubicarse, cómo manifestarse… este que era ya no puede ser. Tiene que aprender a hacerse de otra manera y para eso no hay otra forma que despojarse de tanto camino andado.
 Menuda tarea deshacerse de formas y maneras de decirse, de estar, de demostrar. Nuevos mandamientos nos dicen entre otras cosas que «hay que aprender a medirse», no en altura, no!!.  A medir distancias! para descubrir que hay que conjugarnos en  otros tiempos y otros espacios. Y uno empieza con dudas y temores a intentar ser otro, a meterse en esa piel que hasta ayer le decía otras cosas, le soplaba por lo bajo para que no se olvidara… ¿Dónde quedó aquello de la importancia del acercamiento, del vínculo amoroso, del apego, de la caricia tibia, de los amigos??? …¿forman parte ahora de aquél  diccionario posmoderno de la deconstrucción?? ¿¿Pero Cóooomoooo?? 
Y sí… hoy los parámetros son otros, lo de ayer no nos sirve… tal vez sería oportuno  poner la mirada en los coirones de nuestra agreste  Patagonia que se atreven a crecer frente a   la tempestad de un  viento que los declina, los empuja, los golpea, que no les da tregua… pero dejan que haga, sin oponerse , hasta que calme, y luego entonces comienzan a levantarse…y así, sin oponer resistencia vuelven a erguirse…  han soportado aprendiendo que los dobla pero no los quiebra…
Para nosotros, la tempestad hoy tiene la forma de una clausura, que paradójicamente se llama  alejamiento, intervalo, estar distante,  separado, tomar distancia. Aislarse.
Desde aquí hay que crear una  nueva forma para esta medida del amor y del cuidado que  anide justamente en ese alejamiento, en esa separación ,  en ese trayecto que ha quedado vacío, hoy la sanación se posiciona en las distancias sociales,  que no es lo mismo que las distancias  vinculares. Porque entre el sentido y lo sentido hay también un espacio recorrido!!! Y un corazón que late en la distancia óptima, sabe poner su intención en las miradas, sostenerlas, inundarlas, o en las palabras que escritas o dichas reparten caricias de balcón a balcón, porque uno,  viajero sin valijas en caminos de nostalgias siempre encuentra la manera de llegar, como este otoño que ha venido a acompañarnos y nos regalará cada día algunas hojas, tal vez para no sentirnos tan solos… y acaso una mañana esta multitud de solitarios seamos un pueblo que ha aprendido al fin, que nadie se salva solo…  
 

 

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