Puerto Madryn

Detrás de las palabras

SOLEDADES. No sé por qué, pero estos tiempos tan nuevos, tan distintos y únicos lo llevan a uno por senderos insospechados.

Tiempos para uno, para emprender viaje por esas rutas interiores poco escuchadas a veces. Tiempos para tener tiempo, para buscarnos y tratar de encontrarnos en lo más profundo de nuestro ser… y que este momento no pase de largo, porque aquí y ahora cada uno somos uno en soledad, uno consigo mismo. Tal vez uno subiendo a su otoño, desnudándose de hojas y ojos para mirarse allí y descubrirse en sus frutas maduras y en los vacíos, en esas oquedades que prefiere transitar de prisa, porque algo le dice que la soledad es una estación de tránsito con anchas avenidas de silencios, y uno a veces le teme al eco de sus voces o de algún anochecido grito que pudiera escuchar, pareciera que algo de uno se ha quedado atrás, y desde allí contempla, y se ve detenido en ese horizonte como si hubiera sonado un toque de queda . Atento, permanece allí, acomodado en esa quietud donde nada es urgente. La prisa, esa compañera inseparable de noches y días se ha apartado… Y reflejada exponencialmente en los espejos la soledad se multiplica en soledades por las tranquilas calles del pueblo, andando sin apuro, con rumbo difuso y según como esté uno, siente que lo sigue sin darle tregua, como oscura amenaza o lo acompaña con un manto de serenidad, en un ir y venir de pensamientos que en este tiempo, sin tiempo ni medida lo amarran a la vida… Y en esa mirada amplia que le devuelve el vacío se le ocurre enumerarlas. Está aquella que ha sentido en compañía, como devastador sentimiento de trayectos sin proyectos; o las de lunas menguantes donde el cielo oscuro y brillante nada dice, sin puertas a mano para volver a entrar… O acaso aquella donde el ruido de la multitud nos exaspera, nos invade, entonces uno pone pausa, no se mezcla ni entremezcla, se aparta para buscar en las mansas aguas de la nada un descanso. Y la mirada se acerca, se demora allí entre esas letras: SOLEDAD… y los dedos las separan… las dan vuelta, juega con ellas y de pronto se le ocurre EDAD del SOL!! Y siente entonces que en tiempos de ausencias es posible que algo crezca en uno , intentando y tanteando otras maneras para que alguna cosa nueva pase y nos pase, sacudiendo miedos y certezas … poniendo soles en los calendarios… capaces de inundar de luces un baldío, el más grande baldío de las almas.

 

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