Polémica en la región por los ataques de cotorras a los cultivos

A raíz de reiteradas denuncias y pérdidas de productores del Alto Valle de Río Negro,  la Dirección de Fauna Silvestre provincial, dependiente de la Secretaría de Ambiente y Cambio Climático del gobierno de Río Negro, emitió una resolución que contempla acciones de manejo de la especie Cotorra común (Myiopsitta monachus).
Si bien las recomendaciones se proyectan con el fin de disminuir la población de cotorras en la zona, no se contempla la muerte de ejemplares por ningún medio.

El origen del problema.

En los últimos 140 años la cotorra común se ha expandido mucho más allá de su distribución original que abarcaba parte de la provincia de La Pampa, sur de Buenos Aires, centro de Córdoba, Santa Fe, Entre Ríos, Uruguay y sur de Brasil.
Pero ¿qué ocurrió en estos 140 años? La expansión de la frontera agro ganadera disminuyó la cantidad de arbustos y árboles bajos en los que la cotorra nidificaba, y el crecimiento de las ciudades, además de nuevos pueblos en los que se introdujeron grandes árboles (como el eucaliptus), le proporcionaron a las cotorras de nuevos sitios de nidificación, a mayor altura y con menos ataques de predadores que los que tenían cuando anidaban más cerca del suelo. La variedad de cultivos les dio a estas aves una fuente de alimento constante durante todo el año. Todo esto provocó un avance la especie de aproximadamente 5 kilómetros por año, ocupando entre otras provincias, la totalidad de Río Negro y parte de Chubut, donde se tiene uno de los registros más australes en la ciudad de Rada Tilly.
Al Alto Valle de Río Negro se estima que llegaron hace unos 25 años, con la instalación de feedlots (corrales de engorde de ganado), cultivos de maíz y girasol. Luego llegó el ataque a los frutales ocasionando grandes pérdidas a los productores locales.

La solucion propuesta por Rio Negro

A través de la Resolución N°666/21 se invita a los municipios, comisiones de fomento y demás organismos públicos y privados, a colaborar con la baja de nidos fuera de la temporada de nidificación (otoño/invierno), especialmente en ámbitos urbanos y de uso público. Además del volteo de nidos se proponen otras medidas como combinar distintos métodos de ahuyentamiento: a) medios auditivos: sonidos de rapaces de la zona, b) medios visuales: siluetas móviles de aves rapaces de la zona, cintas reflectoras, objetos brillantes que se mueven con el viento, espantapájaros móviles; c) redes anti?pájaros.
Si bien se destaca la absoluta prohibición de utilizar venenos, por el riesgo que conlleva para los humanos y otras especies, es importante destacar la importancia de que sigan existiendo  poblaciones de aves rapaces (Gavilanes, Halcones, Caranchos, Chimangos, Lechuzas y Lechuzones), aliadas en el control de roedores y potenciales predadores de adultos y pichones de cotorras.

Encontrar el equilibrio

Lamentablemente, cuando el ser humano interviene, con o sin intención, y produce un desbalance en los ecosistemas, a veces es necesario volver a intervenir para corregirlo. Como se detalló anteriormente, la cotorra está produciendo daños fuera de su zona de distribución original, no es una especie en peligro de extinción y gracias al tráfico de fauna es invasora en varios países del mundo. No obstante, para que estas acciones, propuestas por el gobierno rionegrino, den los resultados esperados, será fundamental el monitoreo de profesionales y la sostenibilidad en el tiempo de los programas que se establezcan.
Mientras tanto, en Puerto Madryn, donde no ocasionan perjuicio alguno, se las puede observar en los eucaliptus cercanos a la terminal de ómnibus. Vale recordar que junto al Loro Barranquero, son especies protegidas en nuestra provincia.