Trevelin: presentan documental sobre el escultor Tomás Schinelli

“Este año Tomás me abrió las puertas de su taller y pude registrar esa intimidad. Desde el minuto cero de algunas esculturas hasta que las fuimos a colocar”, manifestó el realizador en la previa al estreno.
En diálogo con EL CHUBUT, Dolinsky confió que “luego de un año de registro, de trabajo y acompañamiento con Tomás Schinelli, me vi con la oportunidad de generar un material que cuenta un poco el último año de él, que se podría llamar documental. Que tranquilamente podría ser el episodio 1, o el episodio 3 de una serie, ya que tiene un formato con entrevistas e inserts”.
Por otra parte, señaló que en el documental se puede ver incluso la parte final, el cierre del proceso creativo y el duelo por la obra que se va. “Tomás habla del desapego con esas esculturas, pero ví que después de cuatro meses de trabajo, se nota, como nos pasó en Carrenleufú con el Cóndor, o cuando fuimos a entregar el dinosaurio en Los Altares, o el ciervo en Lago Puelo, o mismo acá en Trevelin con el dragón, que queda ese amor. Y este material audiovisual muestra esto: su trabajo, su forma metódica, incluso en invierno con menos 20 grados, en un taller que no está preparado para esas temperaturas”.
En ese sentido, Dolinsky hizo hincapié en que fue un año de mucho trabajo para Tomás y poderlo acompañar fue muy importante, “ver el proceso y la creatividad, poder mirar cómo iba haciendo el dinosaurio, las patas, los dientes, pero después, cuando lo colocaba, veía que era algo increíble. Y el rol del artista es agregarle ese plus, hacer algo mágico y creo que lo que hizo Schinelli en los Altares es algo mágico”.

 HISTORIAS PERDIDAS

Sobre el final del contacto con este medio, Dolinsky explicó que con el documental pudo retomar una tarea que parece estar en extinción, la de contar historias sin el apremio del link y los tiempos de las redes sociales. “Como realizador estoy peleado con este presente, con el reel, con esto de que en 20 segundos te muestran algo. Veo que hay gente que trabaja muy bien en las redes sociales, trabajos estéticos, pero se está perdiendo el guion, la voz en off”.
Señaló que “los que somos de la vieja escuela estamos acostumbrados a eso de que arranca en negro, funde la imagen, y al final también. Cuando hoy no hay tiempo de poner un fundido en las redes sociales, y que termine como sea, porque son cosas efímeras. Creo que son tiempos para no entrar en crisis los realizadores de la vieja escuela, y dedicarnos a lo que nos gusta: contar historias. Porque no podemos contar historias en 20 segundos. El que puede, que lo haga, yo necesito otro tipo de tiempo”.