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La energía nuclear afecta al ambiente | 3ra. parte

En dos notas anteriores vimos como la energía nuclear afecta el ambiente desde la explotación minera del uranio hasta el funcionamiento de los reactores pasando por la fabricación del combustible y su enriquecimiento. Continuamos siguiendo el Informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). La producción de energía nuclear deja huellas en el entorno muy contaminantes y por largo tiempo además de provocar accidentes con consecuencias fatales

Reprocesamiento

 

       Los elementos combustibles agotados procedentes de los reactores contienen uranio sin quemar, plutonio, actínidos superiores y productos de fisión altamente radiactivos, que pueden ser utilizados para producir un nuevo combustible. El reprocesamiento es una tecnología muy difícil que requiere mucha infraestructura. Son pocos los países que lo han encarado. Sus beneficios son más aparentes que reales.

 

       Estados Unidos abandonó el reprocesamiento en 1994. Ahora solo apoya la investigación.  El 17 de julio último, el Reino Unido puso fin a 58 años de reprocesamiento cerrando su planta de Sellafield. Continúan Francia, Rusia, China, Corea del Norte.

 

        Las plantas de Sellafield y La Hague (Francia), arrojaban sus residuos al mar desde barcos. Una vez que la acción de organizaciones ambientalistas lograron prohibir tal práctica,  ambas plantas construyeron cañerías y descargaron sus residuos líquidos directamente al mar frente a sus costas. Sellafield en el Mar de Irlanda y La Hague en el Canal de la Mancha. En Google Earth pueden verse las cañerías en ambas plantas. En Sellafield termina en una cámara junto al mar, en cambio en La Hague se ven las cañerías bajo el agua.

 

Gestión de desechos radiactivos

 

      La gestión de los desechos por periodos de tiempo incalculables supone grandes costos. Se generan desechos radiactivos en prácticamente todos los sectores de la industria nuclear, y se acumulan en forma de líquidos, sólidos o gases con diversos niveles de radiación. La parte más voluminosa de los desechos se produce en las fases iniciales del ciclo del combustible nuclear, que comprenden la extracción y el tratamiento (colas de minería), mientras que los desechos más radiactivos se producen en las fases finales del ciclo, que comprenden el funcionamiento de reactores y el reprocesamiento.

 

     Los desechos radiactivos se dividen en actividad baja, intermedia y alta y desechos contaminados por elementos transuránicos. Para las dos primeras clases se ha demostrado que existen métodos seguros y aceptables de evacuación, su agotamiento es relativamente a corto plazo.

 

     Los desechos de actividad alta y los transuránicos exigen acondicionamiento y prolongado almacenamiento. Durante unos 20-30 años en piscinas, luego en almacenes temporales en seco hasta disponer de un almacenamiento definitivo. Mantenerlos en piscinas suponen consumo de grandes cantidades de agua y electricidad, lo que de por sí afecta al ambiente. El agua que no se evapora se vuelve al cauce con varios grados más de temperatura afectando la vida acuática.

 

     Hay varias posibilidades, pero entre los científicos hay consenso que la mejor opción para depósito definitivo es el aislamiento en formaciones geológicas continentales profundas, aunque nadie está en condiciones de asegurar que la radiación no llegará nunca a la superficie y a la atmósfera. No es entonces necesario abundar mucho para advertir cómo los desechos afectan el ambiente. Principalmente, a los gobiernos que se encuentran en la situación de mantenerlos por décadas y décadas.

 

     Son materiales muy tóxicos cuyo transporte y almacenaje supone un riesgo importante, incluso puede verse comprometida la salud de los habitantes cercanos a los almacenes geológicos profundos.

 

Desmantelamiento de instalaciones nucleares

 

       Cuando las plantas nucleares agotan su vida útil, se tienen que cerrar y dejar enfriar durante varias décadas y tienen que ser convenientemente desmanteladas. En el Reino Unido se estima que el desmantelamiento de las instalaciones nucleares civiles y militares costarán más de 110.000 millones de Euros.

 

       La clausura de una instalación nuclear puede definirse como las medidas adoptadas al final de la vida útil de cada instalación para garantizar la continua protección del público contra la radiactividad residual y otros riesgos potenciales inherentes a la instalación clausurada.

 

      El proceso es técnicamente complejo y plantea grandes desafíos en términos de planificación, ejecución y financiamiento a largo plazo. Estas tareas y sus costos rara vez se consideraron en el diseño del reactor.

 

       Existen dos enfoques fundamentales, uno es el de desmantelamiento inmediato y el otro el de almacenamiento en condiciones de seguridad con o sin desmantelamiento diferido.

 

       Los métodos para la clausura de las instalaciones nucleares van desde una mínima eliminación y fijación de la actividad residual con actividades de mantenimiento y vigilancia, hasta una limpieza general, descontaminación y sepultamiento.

 

       Cada uno de estos métodos de almacenamiento en condiciones de seguridad exige vigilancia y cuidado durante el tiempo de espera, que puede variar de unos años a unos decenios, con costos monumentales.

 

        Como un número cada vez mayor de instalaciones nucleares llega al final de su vida operativa o ya han sido cerrados, los desafíos del desmantelamiento cada vez más atraen la atención de las partes interesadas y del público.

 

Transporte de materiales radiactivos

 

En la imagen Contenedor metálico para el transporte de combustible gastado. (ENRESA)

 

        En el transporte de materiales radiactivos, si bien las cantidades que intervienen son pequeñas, la radiactividad suscita preocupación pública por las repercusiones ambientales del transporte de materiales radiactivos. Ha aumentado el volumen de los materiales radiactivos transportados y seguirá aumentando a medida que crezca la industria nucleoeléctrica. Los materiales radiactivos que se producen en el ciclo del combustible nuclear son transportados generalmente por camión y en grado menor por ferrocarril o por barco.

 

        El Informe PNUMA muestra que en resumen la mortalidad inferida por cáncer resultante de todo el ciclo del combustible de los reactores es de 28 operarios y 14 habitantes por cada 100 gigawaño.

 

        En la continuación de esta nota veremos como afectaron el ambiente instalaciones industriales nucleares y daremos a conocer accidentes nucleares que, por supuesto, dañaron el ambiente y afectaron a humanos. Dejaremos de lado, por muy conocidos, los graves accidentes de Three Mille Island, Chernobil y Fukushima.

 

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