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Oscar Victores: campeón de la vida
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Oscar Victores: campeón de la vida

Chubut Deportes se acercó hasta la sede del Cedich para dialogar con el presidente de la institución para compartir la historia de una persona que, pese a las dificultades, nunca abandonó el deporte.

Por REDACCIÓN SUPERDEPOR

 “Hoy con placer los recibimos en las instalaciones que son propiedad de nuestra institución (CEDICH), para la cual hemos trabajado muchísimo, hemos dado mucho de nosotros y el broche de oro fue haber logrado el año pasado el campeonato nacional de primera de básquet en silla de ruedas, lo cual nos llena de orgullo. Lamentablemente por razones económicas y de enfermedad de algunos de los integrantes nos tuvimos que bajar de la actividad oficial de competencia para este año“, comenzó diciendo el reconocido Oscar Victores, al equipo de prensa de Chubut Deportes que lo visitó para conocer su historia de vida y como se sobrepuso a la adversidad luego de sufrir un accidente automovilístico que lo postró en una silla de ruedas.

El apellido Victores esta consustanciado desde siempre con el deporte del valle en donde Ricardo (Tío), Pedro (Tío) y Ceferino (Papá), tuvieron destacadas actuaciones en distintas disciplinas deportivas como el automovilismo, ciclismo, básquet y el fútbol.

De ahí se entiende su amor por el deporte que lo tuvo en sus comienzos en el fútbol del club Independiente, luego en Brown y Ferro de Madryn, para pasar a competir en el motociclismo y posteriormente en automovilismo por espacio de 6 años.

EL ACCIDENTE

La necesidad de trabajar le dio lugar al camionero por espacio de un tiempo hasta su ingreso a la administración pública provincial en Lotería del Chubut, momento en el cual sufrió el accidente que le cambió la vida, pero no las motivaciones y las ganas para salir adelante.

“En el año 1982, con 29 años, sufrí el accidente trabajando para Lotería del Chubut, no manejaba yo,  lo hacía un chofer nuevo que se puso la camioneta de “poncho” y la terminé “ligando”.  De golpe y porrazo me quedé sin mis piernas,  no me funcionaron más,  pensé que se me venía el mundo abajo y tuve que aprender a vivir de otra manera, pero  a la vez, con los mismos problemas que puede tener una persona convencional. Mis padres sufrieron mucho viendo como estaba, pero en esos momentos es cuando tenés que ser duro de mente. Por suerte todo se normalizó y empecé a fabricar mi silla, a pintarla, pasó a ser parte de mi vida y todo fue cambiando”, afirmó.

BASQUET Y ATLETISMO EN SILLA DE RUEDAS

“Cuando descubrí que existía un deporte, me metí de lleno a través del bahiense Daniel Giménez, que vino a Trelew con su equipo a realizar una exhibición. Me invitaron a presenciar el primer partido acá y cuando fueron a Madryn, me puse a jugar con ellos para no dejarlo nunca más. Ellos abandonaron pero nosotros seguimos hasta ahora junto a Ramón Juárez que es otro de los fundadores de CEDICH, así fuimos transitando, formando chicos. Hoy somos reconocidos en todo el país y nos respetan”, comentó.

“En cuanto a las carreras  de atletismo al principio nos costó mucho hacerle entender a las autoridades y organizadores que podíamos participar en la calle. Lo entendieron, pusieron la categoría discapacitados y al estar dentro de la Federación Argentina, logramos participar de un torneo de un año de duración con 11 carreras por todo el país. Ahí logramos salir campeones Daniel Giménez, Mario López y yo en distintas categorías los tres campeones argentinos”, recordó.

DISFRUTAR LA VIDA

“Gracias a Dios y a una compañera de fierro como mi esposa Mary, que viene a ser las piernas que no tengo, pude criar a mis 4 hijos y ser abuelo de 5 nietos. Yo voy a la playa, puedo nadar, pescar, hago asado, voy a las carreras de autos y disfruto de todo. Lo que se dice hago una vida normal que comparto plenamente con la familia. Me jubilaron mal porque yo podría haber seguido trabajando ya que mentalmente estoy bien y de esa manera tener una jubilación acorde a estos tiempos. Hoy sigo trabajando en el taller que tengo en mi casa y me las rebusco para sumar otro ingreso a mi hogar y mantener a mi familia”, aseguró.

SIN RESENTIMIENTO

“Tuve otra oportunidad en la vida, cuantos accidentes hay que son fatales o te afectan de una manera que quedas realmente complicado. Nunca tuve resentimiento por mi forma de ser, ni siquiera en el día del accidente. Estuve internado en Buenos Aires y te mandan el psicólogo. La primera vez me preguntó él de todo y la segunda vez fue al revés le pregunté yo de todo y cuando salió le dijo a mi señora su marido está muy bien. Dios me dio otra oportunidad, por eso no puedo tener resentimiento. No soy de ir a la iglesia pero siempre le doy gracias a la vida”.

 

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Oscar Victores: campeón de la vida

Chubut Deportes se acercó hasta la sede del Cedich para dialogar con el presidente de la institución para compartir la historia de una persona que, pese a las dificultades, nunca abandonó el deporte.

 “Hoy con placer los recibimos en las instalaciones que son propiedad de nuestra institución (CEDICH), para la cual hemos trabajado muchísimo, hemos dado mucho de nosotros y el broche de oro fue haber logrado el año pasado el campeonato nacional de primera de básquet en silla de ruedas, lo cual nos llena de orgullo. Lamentablemente por razones económicas y de enfermedad de algunos de los integrantes nos tuvimos que bajar de la actividad oficial de competencia para este año“, comenzó diciendo el reconocido Oscar Victores, al equipo de prensa de Chubut Deportes que lo visitó para conocer su historia de vida y como se sobrepuso a la adversidad luego de sufrir un accidente automovilístico que lo postró en una silla de ruedas.

El apellido Victores esta consustanciado desde siempre con el deporte del valle en donde Ricardo (Tío), Pedro (Tío) y Ceferino (Papá), tuvieron destacadas actuaciones en distintas disciplinas deportivas como el automovilismo, ciclismo, básquet y el fútbol.

De ahí se entiende su amor por el deporte que lo tuvo en sus comienzos en el fútbol del club Independiente, luego en Brown y Ferro de Madryn, para pasar a competir en el motociclismo y posteriormente en automovilismo por espacio de 6 años.

EL ACCIDENTE

La necesidad de trabajar le dio lugar al camionero por espacio de un tiempo hasta su ingreso a la administración pública provincial en Lotería del Chubut, momento en el cual sufrió el accidente que le cambió la vida, pero no las motivaciones y las ganas para salir adelante.

“En el año 1982, con 29 años, sufrí el accidente trabajando para Lotería del Chubut, no manejaba yo,  lo hacía un chofer nuevo que se puso la camioneta de “poncho” y la terminé “ligando”.  De golpe y porrazo me quedé sin mis piernas,  no me funcionaron más,  pensé que se me venía el mundo abajo y tuve que aprender a vivir de otra manera, pero  a la vez, con los mismos problemas que puede tener una persona convencional. Mis padres sufrieron mucho viendo como estaba, pero en esos momentos es cuando tenés que ser duro de mente. Por suerte todo se normalizó y empecé a fabricar mi silla, a pintarla, pasó a ser parte de mi vida y todo fue cambiando”, afirmó.

BASQUET Y ATLETISMO EN SILLA DE RUEDAS

“Cuando descubrí que existía un deporte, me metí de lleno a través del bahiense Daniel Giménez, que vino a Trelew con su equipo a realizar una exhibición. Me invitaron a presenciar el primer partido acá y cuando fueron a Madryn, me puse a jugar con ellos para no dejarlo nunca más. Ellos abandonaron pero nosotros seguimos hasta ahora junto a Ramón Juárez que es otro de los fundadores de CEDICH, así fuimos transitando, formando chicos. Hoy somos reconocidos en todo el país y nos respetan”, comentó.

“En cuanto a las carreras  de atletismo al principio nos costó mucho hacerle entender a las autoridades y organizadores que podíamos participar en la calle. Lo entendieron, pusieron la categoría discapacitados y al estar dentro de la Federación Argentina, logramos participar de un torneo de un año de duración con 11 carreras por todo el país. Ahí logramos salir campeones Daniel Giménez, Mario López y yo en distintas categorías los tres campeones argentinos”, recordó.

DISFRUTAR LA VIDA

“Gracias a Dios y a una compañera de fierro como mi esposa Mary, que viene a ser las piernas que no tengo, pude criar a mis 4 hijos y ser abuelo de 5 nietos. Yo voy a la playa, puedo nadar, pescar, hago asado, voy a las carreras de autos y disfruto de todo. Lo que se dice hago una vida normal que comparto plenamente con la familia. Me jubilaron mal porque yo podría haber seguido trabajando ya que mentalmente estoy bien y de esa manera tener una jubilación acorde a estos tiempos. Hoy sigo trabajando en el taller que tengo en mi casa y me las rebusco para sumar otro ingreso a mi hogar y mantener a mi familia”, aseguró.

SIN RESENTIMIENTO

“Tuve otra oportunidad en la vida, cuantos accidentes hay que son fatales o te afectan de una manera que quedas realmente complicado. Nunca tuve resentimiento por mi forma de ser, ni siquiera en el día del accidente. Estuve internado en Buenos Aires y te mandan el psicólogo. La primera vez me preguntó él de todo y la segunda vez fue al revés le pregunté yo de todo y cuando salió le dijo a mi señora su marido está muy bien. Dios me dio otra oportunidad, por eso no puedo tener resentimiento. No soy de ir a la iglesia pero siempre le doy gracias a la vida”.

 

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