El lugar de encuentro tradicional fue el embarcadero dónde se reunieron todos los participantes y a su vez lugar elegido por el personal de Pesca para controlar los permisos correspondientes y así cumplir como es costumbre con la reglamentación vigente. Luego de cargar los kayaks con todo lo necesario para las 2 jornadas se navegó rumbo al lugar de acampe, aproximadamente 7 km dentro del embalse donde se procedió a armar el campamento y disponernos a una jornada de pesca. La misma se llevó a cabo con un día nublado y por momentos ventoso donde la pesca se hizo desear, lográndose apenas algunas pocas capturas al caer la tarde.
Antes de que caiga el sol se dispusieron 6 corderitos patagónicos alrededor de un fogón, para agasajar a los participantes como es costumbre en éste tipo de evento. Allí se aprovechó para realizar un sorteo entre los presentes, los agradecimientos a la organización y el reconocimiento a 2 kayakistas que ya no están más entre nosotros. En un ambiente de camaradería y alegría, entre anécdota y anécdota se degustaron los riquísimos corderitos culminando con una guitarreada alrededor del fogón.
El 2º día amaneció soleado pero ventoso, si bien estaba pronosticado se hacía sentir dentro del lago, lo que hizo tomar la decisión de desarmar el campamento antes de lo previsto y entre mate y mate se aprestaron las embarcaciones para emprender el regreso hacia el embarcadero. Se contó con una lancha de apoyo, lo que facilitó poder llevar los bártulos más pesados y apoyo logístico a los kayakistas.
La vuelta fue bastante agotadora por el viento hasta entrar en un brazo del embalse, donde aprovecharon para poder pescar y sacarse fotografías sin embargo se llevó con total normalidad. Se arribó al embarcadero a las 12 horas aproximadamente, donde se procedió a cargar todo en los vehículos y luego compartir un asado de despedida hasta el próximo encuentro.