Carta del Lector

El antiguo problema del agua y un renovado desafío político

Bajo el título «El problema del agua en el Valle y Puerto Madryn y el desafío político de concretar un proyecto común», el ingeniero Juan Serra publicó el 20 de enero de 2003 en nuestro diario una ilustrativa nota sobre la cuestión hídrica vinculada al río Chubut.

por REDACCIÓN CHUBUT 29/04/2017 - 00.49.hs

Han pasado 14 años y ese texto, a la luz de los recientes acontecimientos, mantiene una llamativa vigencia. Y es, sobre todo, una lúcida advertencia sobre las consecuencias que arrastran la falta de decisiones y la demora eterna en resolver problemas que impactan en la sociedad. Vale la pena reeler ese artículo, que expresa lo que sigue. 

 

«Unos meses atrás el ministro Giacone sorprendió con el anuncio de un canal a cielo abierto para llevar agua a Puerto Madryn. La iniciativa del ministro iba más lejos aún, al anunciar un avanzado «proyecto» que incluía el supuesto regadío de miles de hectáreas del «Bajo Simpson», ubicado al Este de la Ruta 3 entre Trelew y Madryn. La oportunidad elegida para el anuncio fue en momentos en que se desarrollaba en la Universidad Nacional de la Patagonia (Trelew) el «Encuentro Universidad y Valle: El río, el agua y la producción», con la participación ciudadana y de actores sociales vinculados al sector productivo del Valle. El anuncio dejó las respuestas a la espera de los datos y la documentación de estilo que le diera al menos entidad a la idea, cuya envergadura exime de considerar sin su justificación técnicoeconómica y ambiental. En diciembre pasado, en ocasión de presentar al Gobernador su agenda de conclusiones sobre la producción y el agua, desde la numerosa comisión surgida del seno del Encuentro incluimos la preocupación por este anuncio imprevisto y la necesidad de conocer los pormenores, para opinar responsablemente sobre coincidencias o discrepancias con un proyecto integrador para el Valle y Madryn. La cuestión quedó incluida en la agenda que Lizurume ordenara realizar con el ministro y su gabinete de la Producción.

 

Reunión que aún está a la espera de concreción. No hay dudas sobre la necesidad actual y futura de agua potable e industrial para Puerto Madryn. Ni sobre la obviedad de la fuente principal para satisfacerlas: el Río Chubut. No parece haber en las comunidades del Valle planteo alguno o conflicto de intereses con esta necesidad puntual. Con diferente visión que Giacone, voces de la Cámara de Industria, Comercio y Producción de Madryn expresan su preocupación por la falta de información del ministro sobre el supuesto acueducto y coinciden en anticiparse a este nuevo problema de suministro de agua potable mediante la búsqueda de propuestas y soluciones técnicas, pero agregan ðy ésta es la diferenciað que «tenemos que trabajar todos juntos» y «unificar esfuerzos para lograrlo» (Héctor Castro, El Chubut 18/1/03). El anuncio de llevar agua para riego confunde, porque el problema de Madryn hoy no es el agua para riego, sino las necesidades poblacionales e industriales propias de su crecimiento. De hecho, puede que las dificultades presupuestarias impidan hoy a Servicoop resolver el destino final del agua tratada. Pero con inversiones menores, el agua de las piletas de tratamiento alcanza para forestar y regar en los próximos años dos centenares de héctareas. Si la capacidad de las lagunas está colmada ¿Dónde derivar los líquidos tratados de un nuevo acueducto sino es para regar? ¿Cómo se justifica un canal a cielo abierto y una obra de toma desde Rawson? ¿Por qué pensar un nuevo ducto sobre una traza distinta a la actual?

 


Confieso mi ignorancia sobre su lógica, pero la falta de información sobre el supuesto proyecto impide elaborar una mejor opinión. El abastecimiento futuro de agua a Madryn, ðcomo el de cualquier localidad del Valleð, no sólo no puede pensarse a futuro en forma independiente, sino que es inevitable que el manejo del agua y la preservación ambiental se resuelvan en conjunto. No hacerlo, en un contexto de creciente conflictividad de intereses de usuarios, conduce inexorablemente a potenciar esta conflictividad y a la balcanización de su manejo, que a modo de ejemplo nos advierten las irreconciliables posiciones de Trelew y Rawson por el conflicto con la Laguna Negra. Por un lado, los problemas futuros del agua en el Valle no sólo serán las inundaciones. Aunque parezca una paradoja, en pocos años también lo será la escasez, y con ella el fuerte conflicto entre los diferentes usuarios. Así como está comprobado que el Dique Ameghino no tiene capacidad para controlar 2 años de grandes crecidas consecutivas (como las de 1944ð45) y debería erogar en circunstancias similares grandes caudales durante un prologando período, tampoco puede sostener el abastecimiento de caudal mínimo en períodos de sequías extremas. El dique compensador Las Piedras ðo la obra de reingeniería que lo reemplaceð sigue siendo pues una obra de valor estratégico que puede garantizar, además de un mejor control de crecidas extremas en el Valle, la necesaria reserva de agua para uso poblacional, industrial y fundamentalmente para el riego actual o de nuevas áreas bajo riego.

El asignarle «valor estratégico» no significa «cajonear» la idea para que generaciones futuras la lleven adelante, sino adelantarse al problema dando la secuencia de pasos y prioridad necesaria e incorporarla al Plan Provincial de Obras Públicas. Por otro lado, el sistema cooperativo de servicios, con la mayoría de sus cooperativas sumergidas en una prolongada crisis de endeudamiento estructural y de necesarias y profundas reformas, no puede obviar la oportunidad que da la crisis para transformarse. Pensar y actuar en común lleva a un sistema de provisión de mejor calidad y menor costo para el usuario, para el asociado. ¿Cuál es el propósito empresario de seguir manteniendo ðy recreciendoð cinco tomas de agua, cinco plantas potabilizadoras, cinco servicios técnicos y de ingeniería y servicios? Más sensato resulta un plan de abastecimiento conjunto con una obra de toma única en el Embalse de Ameghino y un conducto de distribución por localidades, incluido Madryn. No es una idea novedosa. Ya la Legislatura Provincial la declaró de interés, Declaración 021/97, impulsada por el entonces Diputado Provincial D.P. Romero. Es una obra de gran inversión. Pero resuelve a futuro el abastecimiento poblacional, ðmuy posiblemente a menor costoð, y de una mejor calidad del agua que ya no será afectada por la alta turbidez propia de los días de lluvia. El desafío de este emprendimiento pone a prueba a las instituciones y su dirigencia para pensar y actuar en conjunto, y a las cooperativas, para articular políticas de crecimiento en común.

 

Este emprendimiento puede ser el punto de partida para imaginar y concretar proyectos regionales comunes. Para los valletanos puede ser la piedra basal para reunir en una gran empresa ðy desafiar las prolongadas carenciasð el desarrollo de la infraestructura de servicios del Valle Inferior, incluidas las soluciones al estancamiento de la red troncal de riego y drenaje, o de reestatización de la Central de Ameghino, ðllave maestra de manejo del agua en el Valle y que jamás debió haber sido privatizadað. Para los madrynenses es la posibilidad de resolver mejor sus necesidades futuras de agua y en un contexto de integración regional».

 

Juan Serra.
 

 

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