Regionales

Papelón de una histérica oposición

Histeria: «Trastorno nervioso crónico, más frecuente en la mujer que en el hombre, constituida por gran variedad de síntomas principalmente funcionales y, a veces, ataques compulsivos irracionales de un grupo o multitud, producto de una excitación», dice uno de los diccionarios a los que estoy obligado a consultar con frecuencia para superar mi supina ignorancia.

Otro, más explícito, la define como una enfermedad psíquica caracterizada por una sugestionabilidad exagerada, tendiente a la exhibición y a la actuación con sintomatología orgánica o somatizaciones».
En ese cuadro clínico es posible que se incluya a la ex primera mandataria de la Nación y a su nutrido ejército de aduladores y obsecuentes que, seguramente, siguiendo órdenes, salieron atropelladamente a inundar los medios periodísticos nacionales y extranjeros, acusando al gobierno de la República de ser el responsable del suicidio de un jubilado de 91 años de edad, ocurrido en la sede de Anses, en Mar del Plata. Y lo vinculaban como el resultado de la situación en la que está inmersa la clase pasiva, como si de ello, Mauricio Macri fuera el único responsable, cuando es un problema de vieja data, lamentablemente.
Es una nueva demostración de que no obstante el tiempo, no han digerido la derrota electoral que los desalojó de la Casa Rosada, a la que, evidentemente, creían que la habían alquilado sin fecha de vencimiento. No descansan en la búsqueda de algún motivo para entorpecerle el camino a quien les hizo morder el polvo de la derrota y ponerlos en manos de la Justicia por la comisión de graves delitos de corrupción que se les atribuyen. No tuvieron la elemental prudencia de interiorizarse de los motivos de ese lamentable suceso, antes de salir tan desesperadamente a acusar al Presidente de la República, vinculándolo con la difícil situación en la que están inmersos los jubilados. La euforia, disfrazada de tristeza fingida les duró poco, porque las sobrinas de quien había tomado tan trágica determinación se encargaron de poner las cosas en su lugar. Su tío había ejercido la medicina y tenía una muy buena jubilación. Su problema era la soledad y serios problemas de salud. El papelón trascendió nuestras fronteras. Las miserias humanas quedaban dentro del país. Algunos se arrepintieron de haber actuado con tanta irresponsabilidad, pero el daño estaba hecho. «Cuando más pequeño es el corazón, más odio alberga» (Víctor Hugo).

 

¿Querés recibir notificaciones de alertas?