Regionales

Entre terminar con la pobreza o administrarla políticamente

De acuerdo al resultado de las recientes elecciones, buena parte del pueblo ha manifestado, con singular elocuencia, que realmente está cansado de gobiernos de la tendencia política del que fue reemplazado por Cambiemos.

En ese gobierno, como en la mayoría que lo precedieron, la demagogia y un peculiar e hipócrita concepto del nacionalismo, imperaba de forma que ninguno de ellos se animaba a tomar las medidas necesarias para sacar el país del oscuro túnel en el que estaba desde hace muchas décadas. Es que intentarlo, era echarse media nación encima y nadie quería correr ese riesgo. Máxime cuando el objetivo era quedarse en la Casa Rosada todo el tiempo posible. Y para quedarse, no había que alterar la tranquilidad del pueblo. Para un gobierno que se consideraba nacional y popular, la resignación de los ciudadanos es fundamental. Con muy pocas cosas los tiene contentos. Y si los ciudadanos están contentos, les queda expedito el camino para hacer desde el Poder, cuanto se les ocurra. Pero nunca a favor de los intereses del país, sino de los propios. Abundan los ejemplos dentro y fuera del país.
Pero, a ese tipo de gobiernos, especialmente en nuestro país, todo indica «que el viento se ha puesto del lado de la puerta», como dicen en el campo. A esa pobreza humillada y esclavizada, que siempre esos gobiernos administraron políticamente, el nuevo gobierno está firmemente decidido a hacerla desaparecer. Y la única forma de hacerla desaparecer es con fuentes de trabajo. Y las fuentes de trabajo nacerán a medida que racionalmente se exploten los recursos naturales que el país tiene. Y para explotar las riquezas naturales que el país tiene, se necesitan empresas poderosas e inversiones extranjeras. Así de simple. No hay magia posible. Esa es la obsesión de Mauricio Macri. Antes lo fue de Arturo Frondizi, pero entonces había militares de oídos prestos a las sugerencias de quienes no querían el progreso de la República y lo expulsaron de la Casa Rosada. Hoy las Fuerzas Armadas están exclusivamente dedicadas a sus funciones específicas. A los gobiernos los pone y los saca el pueblo. Los devotos del autoritarismo y la violencia, seguirán «ladrándole a la luna», pero el camino elegido por Macri es el correcto. No había otro si realmente se quiere terminar con la pobreza y el analfabetismo. Pero _claro-, si se termina con esos flagelos, a qué se dedicarán quienes viven gracias a ellos.

 

¿Querés recibir notificaciones de alertas?