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Hace 75 años se producía el golpe y dos años después nacía el peronismo

Hoy se cumplen setenta y cinco años del golpe militar que el 4 de junio de 1943, encabezado por el general Arturo Rawson desalojaba de la Casa Rosada a Ramón S. Castillo, quien en su carácter de vicepresidente constitucional reemplazaba a Roberto M. Ortiz, que había renunciado por razones de salud.

El partido Conservador, al que pertenecían los nombrados, ya había proclamado la candidatura de Robustiano Patron Costa, para un nuevo período de gobierno. Este fue el segundo golpe militar que sufría el país. El primero fue el 6 de septiembre de 1930 que destituyó a Hipólito Yrigoyen, de la Unión Cívica Radical.
Tres días después Rawson renuncia y asume el general Pedro Pablo Ramírez, y en la Presidencia es designado el contralmirante Sabá H. Sueyro. Y en la Secretaría del Ministerio de Guerra, el coronel Juan Domingo Perón. El 17 de julio del año mencionado, fallece Sueyro y lo reemplaza en la vicepresidencia el general Edelmiro J. Farrell y Perón se convierte en el ministro de Guerra y al mes siguiente deja ese cargo y asume la Secretaría de Trabajo y Previsión.
A fines de enero de 1944, Farrell reemplaza a Ramirez en el gobierno nacional y seis meses después, Perón es nombrado vicepresidente de la República, con retención de los cargos en el ministerio de Guerra y en la Secretaría de Trabajo y Previsión.
Por problemas de orden internos, Perón es obligado a renunciar y llevado a la isla Martín García. Esto ocurría el 9 de octubre de 1945. Ocho días después, una multitudinaria movilización obrera, encabezada por Cipriano Reyes, reclama su libertad en una Plaza de Mayo totalmente colmada y, al anochecer, reaparece en los balcones de la Casa Rosada y pronuncia un encendido discurso que marcó el inicio de su meteórica carrera política que lo llevó a ocupar en tres oportunidades la presidencia de la Nación y la perennidad de su recuerdo se mantiene en buena parte del pueblo argentino, no obstante que quienes en representación de su partido ocuparon la Casa Rosada, no solamente transitaron caminos opuestos sino que, como el caso del kirchnerismo, se sumaron a ideologías que repudiaba y a las que combatió frontalmente.
 

 

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