“Ahora estoy en una etapa de preparación ya en la recta final”, contó Ibarra. “Voy a estar compitiendo en el Ironman de Portugal, que son 3.800 metros de natación, 180 kilómetros de bicicleta y 42 de pedestrismo, y después, tres semanas más tarde, el Mundial de 70.3, que es la mitad del recorrido”, explico Gustavo.
Aunque su calendario es internacional, el deportista remarcó que la preparación y el esfuerzo económico recaen casi en exclusiva en su familia.
“Me está ayudando mi señora, que es pastelera. Siempre hacemos tartas para vender y recaudar fondos, y además la agencia de viajes Rapetti me da una mano con los pasajes, permitiéndome pagarlos en cuotas”, explicó.
Ibarra viene de participar en distintas pruebas locales, como un duatlón en Gaiman, y aseguró que ahora concentrará sus entrenamientos en fondos largos para soportar el ritmo de las carreras de 10 a 11 horas.
Más allá de la competencia, el triatleta también busca dejar un mensaje en cada lugar donde se presenta. “Me encanta poder dar charlas, motivar a los chicos y demostrar que cualquiera puede llegar a competir si se lo propone. Con paciencia, dedicación y una buena guía, ya que en el interior hay mucho talento que puede desarrollarse”, sostuvo.
