Por REDACCIÓN SUPERDEPOR |
Toda la emoción de Gisel Austin. La nadadora, desde que salió del agua se le inundó su rostro con las lágrimas y prosiguió con un interminable y emotivo abrazo. No era para menos, ya que la tercera fue la vencida para cumplir con los 5.500 metros de nado.
Tremendo podio. Joaquín Taibo (ganador), Alberto Yema (segundo) y Brandon Fiterlang (tercero), cadetes los dos primeros y juvenil el restante, y los tres de la Asociación Myfanuy Humphreys. El profesor Gabriel Radziviluk decía con gran orgullo: «Hay semillero. Se lo merecen porque se vienen preparando desde enero en doble turno. Por la mañana entrenaban en el mar y por la noche en la pileta».
Grupo de nadadores del Natatorio Municipal de Trelew, felices por haber cumplido con el objetivo, más allá de la bravura del mar, con un oleaje persistente, con un sector complicado de paso, como es siempre el Río Chubut.
En la imagen se lució nuestro fotógrafo con el nadador saliendo de entre la espuma de un mar que al acercarse el mediodía se comenzó a poner cada vez más bravo, principalmente en la rompiente.
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Toda la emoción de Gisel Austin. La nadadora, desde que salió del agua se le inundó su rostro con las lágrimas y prosiguió con un interminable y emotivo abrazo. No era para menos, ya que la tercera fue la vencida para cumplir con los 5.500 metros de nado.
Tremendo podio. Joaquín Taibo (ganador), Alberto Yema (segundo) y Brandon Fiterlang (tercero), cadetes los dos primeros y juvenil el restante, y los tres de la Asociación Myfanuy Humphreys. El profesor Gabriel Radziviluk decía con gran orgullo: «Hay semillero. Se lo merecen porque se vienen preparando desde enero en doble turno. Por la mañana entrenaban en el mar y por la noche en la pileta».
Grupo de nadadores del Natatorio Municipal de Trelew, felices por haber cumplido con el objetivo, más allá de la bravura del mar, con un oleaje persistente, con un sector complicado de paso, como es siempre el Río Chubut.
En la imagen se lució nuestro fotógrafo con el nadador saliendo de entre la espuma de un mar que al acercarse el mediodía se comenzó a poner cada vez más bravo, principalmente en la rompiente.